

La convergencia de Internet, los móviles y el cloud computing marcan el ritmo del desarrollo tecnológico y, con él, la velocidad a la que gira el mundo. El planeta hoy está repleto de tecnologías que parecen venidas del futuro, sin embargo, los usuarios piden más, a un ritmo más vertiginoso que nunca.
Autos que se manejan solos, teléfonos con asistentes que predicen las necesidades del usuario y lentes que permiten estar conectado en cualquier momento y en cualquier lugar son elementos que parecen provenir de la ciencia ficción, pero no. Este tipo de desarrollo ya no pertenece al terreno de la imaginación, sino que forma parte de la realidad.
La ley de Moore, que indica que el poder computacional tarda de 18 a 24 meses en duplicarse, explica este futuro que se acerca a pasos agigantados. Sin embargo, lo más importante es que no sólo la tecnología avanza cada vez más rápido, sino que una aceleración similar ocurre en el consumo y se refleja en los mercados.
Se prevé que la base de smartphones supere a la de PC en la primera mitad de 2013 y que en pocos años el planeta cuente con más dispositivos móviles que habitantes. Estos hechos marcan el fin de la era del ordenador personal, pero también anuncian el comienzo de un tiempo que ya comenzamos a vivir, una nueva era en la que las oportunidades para los negocios están a la orden del día.
Tres grandes plataformas convergen. En primer lugar, Internet hace que la información del mundo esté disponible para todos. Los equipos móviles, por su parte, conectan a personas a lo largo del mundo todos los días durante las 24 horas, mientras que los servicios en la nube proporcionan poder computacional prácticamente infinito a cualquier persona, bajo demanda y a costos reducidos. Cada una de estas transformaciones trae aparejada consecuencias específicas para el consumo.
El movimiento repercute en los consumidores, quienes, a su vez, retroalimentan el motor del desarrollo al imprimir sus nuevos hábitos y preferencias. Las tendencias indican que los consumidores buscan establecer una relación con las marcas de forma simple, rápida, personalizada e interactiva. Un ejemplo ilustrativo es el de Evian, que, tras descubrir que cargar botellas era una dificultad para algunos de sus consumidores, desarrolló un imán para heladeras conectado vía WiFi que permite encargar botellas de agua con sólo apretar un botón.
Sin embargo, la aceleración del consumo no es solamente una oportunidad de negocio, sino que también representa una exigencia. El ciclo de la demanda ya no admite esperar dos años para innovar. Hace unos años era suficiente con lanzar un producto nuevo al mercado cada 18 o 24 meses, hoy este intervalo debe reducirse a menos de un año, puesto que la necesidad de actualizarse de los consumidores se ha acelerado.
Por eso, en los tiempos que corren, la principal preocupación de las empresas no debe ser convencer a los clientes de que adquieran sus productos, sino escucharlos, pensar como ellos y reaccionar con agilidad ante sus demandas. Un buen ejercicio para empezar es preguntarse: ¿Estamos moviéndonos a la velocidad de Internet? ¿Estamos rompiendo barreras y alentando la rapidez y agilidad dentro de nuestra empresa?














