El 2017, año en el que el oficialismo dio su primera batalla electoral luego de la victoria de Mauricio Macri de 2015, contó con la presencia de candidatos en todo el país y una batalla de pesos pesados en la provincia de Buenos Aires. A las diez de la noche, los primeros datos arrojaban una participación superior al 74%, un elemento para tener en cuenta ya que dos años atrás la participación en las PASO previa a las presidenciales fue la misma y en las generales ascendió al 81%.

A nivel general, los resultados arrojan una victoria oficialista a nivel país. En Ciudad de Buenos Aires, la Alianza Cambiemos quedó muy cerca del 50% de los votos del padrón, distrito donde la estrategia de la polarización fue más efectiva, relegando a un tercer puesto a su contrincante, el ex embajador Martín Lousteau.

En la provincia de Córdoba, el cierre de campaña del oficialismo nacional habría dado sus frutos con un triunfo asegurado de Héctor Baldassi. La derrota fue reconocida por el propio Gobernador Juan Schiaretti momentos después del cierre de urnas. No obstante, sumando los que votaron dentro de la interna de Cambiemos, a los candidatos Baldassi y Rossi, el frente Cambiemos estaría lejos de los 53 puntos que obtuvo el propio Macri en 2015 en lo que fuera el bastión del interior.

En la provincia de Santa Fe también se evidencia un resultado ganador para la lista de precandidatos del oficialismo, obteniendo un porcentaje mayor al esperado.

En provincia de Buenos Aires, en tanto, Cambiemos logró poner en una situación incómoda a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien sacaría menos votos que lo que obtuvo en 2015 el propio Aníbal Fernández como candidato a gobernador.

El triunfo de Cambiemos recibió su último impulso con la intervención de María Eugenia Vidal horas antes de la veda electoral, y una transferencia de potenciales electores de Sergio Massa que, según marcaban las encuestas, presentaban una mayor volatilidad a la hora de definir su voto.

El siguiente desafío electoral para el Gobierno tendrá foco en octubre, el cual pareciera ser nuevamente el mismo, ¿seguirá siendo la polarización el eje de campaña electoral? Es aquí donde la provincia de Buenos Aires cobra otra vez especial relevancia ya que, entre los que hoy no apoyaron la gestión macrista en las PASO, una porción es además un segmento polarizado del kirchnerismo y otro es un segmento estratégico.

Ese último es el segmento que deberá decidirse en solo dos meses entre elegir nuevamente apostar a una tercera fuerza o bien volver a poner en la balanza si la pesada herencia es suficiente amenaza como para votar al oficialismo a pesar del diagnóstico crítico de la gestión presidencial.