Hay un hecho que marca la lectura política del resultado electoral del domingo: en medio del ajustado triunfo de Horacio Rodríguez Larreta en el ballottage, Daniel Scioli eligió aparecer en escena -en lugar de reservarse para una próxima batalla- para criticar el discurso de Mauricio Macri.

Scioli sintió que tenía suficiente aire para irrumpir en la noche porteña, en un domingo en que el kirchnerismo vivió la elección desde afuera, tras haber quedado tercero en la primera vuelta.

Macri, por su lado, buscó esconder la debilidad de una victoria electoral con mucho menos margen del esperado. No hizo mención al inesperado resultado alcanzado por Martín Lousteau. Pero entregó definiciones políticas seguramente dirigidas a quienes no votaron por el PRO en las últimas elecciones.

Con tono de campaña presidencial, Macri prometió preservar algunos ejes clave de la gestión de Cristina Kirchner, negando cualquier idea de reprivatizar Aerolíneas Argentinas e YPF, y asegurando que mantendrá firme la Asignación Universal por Hijo. Y buscó diferenciarse del Gobierno en los temas institucionales y en el accionar sobre la pobreza.

“Macri confunde cuando reorienta su discurso”, se quejó Scioli.

Los manuales de campañas electorales lo anticipan: a medida que se acercan las urnas, el discurso de los principales candidatos muchas veces empieza a parecerse. Simplemente, porque buscan los votos del centro.

Terminó esta noche la pelea por la Ciudad, y largó el tramo final de la campaña por la PASO nacional.

Tras superar la incomodidad de un ballotage no deseado con sus socios del frente Cambiemos, Macri deberá seguir ahora ajustando su discurso – y sobre todo su estrategia- mientras los tiempos ajustan. En sólo tres semanas, deberá demostrar que puede dar vuelta la historia.