En un día muy especial, en el que hasta el clima pareció ponerse del lado de una gran participación ciudadana, los argentinos nos enfrentamos al primer test electoral del año para definir al futuro Presidente.
Como pretendía la administración del jefe del Estado Mauricio Macri, en estas elecciones votaron más ciudadanos que en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del año 2015.
Lo que el Gobierno seguramente no esperaba es que, como resultado de los comicios, los argentinos le dieran un mensaje tan crítico a su gestión.
Hay varias diferencias importantes con aquella elección de hace cuatro años que, por primera vez en la historia política argentina, puso en la Casa Rosada a un presidente que provenía de una fuerza política nueva y con base en la ciudad de Buenos Aires, rompiendo con una larga hegemonía del peronismo y el radicalismo en la vida publica del país. Entre esas diferencias es posible mencionar:
La polarización electoral es mayor a la de 2015. Las candidaturas de Alberto Fernández y Mauricio Macri concentraron más del 80% de los votos totales, evidenciando la contundencia y la vigencia de la denomina 'grieta' y mostrándonos como una sociedad aún dividida fuertemente.
La tercera fuerza electoral (Consenso Federal que postuló al economista Roberto Lavagna) no llegó a los dos dígitos y se ubicó muy lejos de los resultados obtenidos por Sergio Massa en las primarias del 2015, en torno de los 21 puntos, lo que podría augurar una mayor polarización para octubre.
Evidentemente la economía manda sobre las otras preocupaciones de la sociedad en la definición electoral. El deterioro de los salario, la inquietud por el empleo y la inflación parecen haberse puesto, con absoluta claridad, por delante de los temas más ligados a los valores, la corrupción, las instituciones o la transparencia.
En esta primera instancia la estrategia original del Frente de Todos, de convocar a una gran parte de la oposición y del peronismo a integrar un espacio conjunto para enfrentar al oficialismo, parece haber obtenido un guiño favorable de la ciudadanía.
Veremos hoy en la apertura de los mercados financieros cómo impactan los resultados de la elección adentro y afuera del país.
Habrá que ver cómo reaccionan los votantes al hecho político y económico que han construido a partir de estas elecciones.
A partir de los resultados de las primarias de ayer, el Gobierno se debe una reflexión profunda y una importante autocrítica sobre su gestión ejecutiva, sobre su manera de comunicarla y sobre las decisiones de estrategia política y electoral que tomó los últimos meses.
De ello dependerá la posibilidad que tenga de salir exitoso de la pelea que, sin duda, intentará dar de cara a la elección general del mes de octubre.