Este mes, mientras se producía el recambio de autoridades en el Banco Central y en los Ministerios de Producción y Energía, y temblaba la City por el aumento del dólar, se llevó a cabo la presentación de 22 startups de base científica tecnológica en el Planetario de la Ciudad de Buenos Aires. Este encuentro fue el fruto del trabajo de GridX, una compañía cuya misión es generar nuevas empresas, y de una larga historia de vinculación público-privada para promover la innovación científico-tecnológica del país.

Se podría decir que este impulso emprendedor comenzó en 1983 cuando el país volvió a la democracia y el Conicet propició la creación de una oficina para vincularse con el sector productivo. A ese primer paso, le siguió la formación de redes de vinculación y transferencia tecnológica en la Universidad de Buenos Aires, la Universidad del Litoral, el INTA, y posteriormente, la Universidad Nacional de Quilmes y la Nacional de San Martín, entre otras.

En esos tiempos la aspiración era conectar el sector académico científico con las empresas. Unir dos mundos con lenguajes, necesidades y tiempos diferentes. Se generó así una asociación virtuosa que mejoraba la competitividad de ambos sectores. Sin embargo, lo que ocurrió en el Planetario es superador.

El company builder GridX ha contribuido a la formación de nuevas empresas donde emprendedores de negocios se unen a científicos para un objetivo común: lograr un producto o un servicio con impacto global.

En el encuentro que se realizó este mes se escucharon propuestas de medicina personalizada, ingeniería de tejidos, nuevos biofertilizantes, fuentes de proteínas alternativas, nuevos métodos de diagnóstico para salud humana y veterinaria, y nuevos materiales. Ejemplos de convergencia tecnológica entre la nanotecnología, la microfluídica, la informática, y la ingeniería con la biotecnología como eje central.

Estos avances son posibles gracias al apoyo que hoy muchas empresas están brindado a las startups. Específicamente, el fondo de inversión que gestiona GridX fue creado por Grupo Insud, Bagó, Gador, Vicentin y Bioceres y ya permitió el desarrollo de 5 startups. Es el inicio, y en un mercado emergente como la Argentina, se sumarán nuevos fondos para este sector.

Nuestro país cuenta con recursos humanos especializados, un sistema científico de calidad y gran tradición. El marco regulatorio para posibilitar que estos jóvenes científicos emprendan está siendo modificado para promover el cambio de paradigma. Asimismo hay un ecosistema emprendedor con una rica historia y en los últimos dos años se ha revitalizado por las políticas impulsadas desde la Secretaría Emprendedores y Pymes del Ministerio de Producción.

Con este abordaje, el fondo de inversión de GridX planea crear 25 nuevas empresas en los próximos 4 años. A lo que se suma además el trabajo que desde hace varios años están llevando a cabo grandes y medianas empresas agrupadas en la Cámara Argentina de Biotecnología, y que hoy ofrecen productos y servicios de punta en alimentos, agro, farma, veterinaria y energía.

Argentina tiene así

la oportunidad de ocupar un rol protagónico en este escenario

, por un lado  una industria madura que está invirtiendo para desarrollar nuevos productos y  ganar nuevos mercados internacionales  y por el otro este semillero de empresas de base científica tecnológica que crece exponencialmente augurando un futuro prometedor en el sector biotecnológico.