Si hay una materia pendiente de la Argentina de este siglo es la modernización de la infraestructura. Los primeros calores llevan a los cortes de luz; los primeros fríos a la restricción de gas; las llamadas vía celular se cortan a cada minuto y las lluvias intensas conducen inexorablemente a las inundaciones.

El cruce de acusaciones entre candidatos y funcionarios guarda cierto patetismo porque todos han tenido responsabilidad de gobierno en los últimos años. Ni Daniel Scioli, ni Sergio Massa, ni Mauricio Macri, Hermes Binner o Julio Cobos pueden esquivar responsabilidades y mucho menos el Gobierno nacional, el mayor culpable por errores u omisiones de este Estado insuficiente.

Claro que, en esta ocasión, fueron especialmente tristes las palabras de Scioli ya que le adjudicó a la construcción de barrios cerrados una responsabilidad por las inundaciones bonaerenses que, en buena parte, es suya. Peor fue lo de su ministro de Desarrollo Social, Eduardo Aparicio, quien llegó a decir que "Dios es justo" por inundar a los habitantes de mejor posición económica. Palabras dichas para agradar al kirchnerismo, que profundizan esa cultura de la confrontación que Scioli nunca había cultivado.