Desde hace 45 meses, cuando asumió como presidenta de General Motors para Argentina, Uruguay y Paraguay, Isela Costantini se ha convertido en la mujer dirigente más importante del país después de Cristina Kirchner. Su gestión es ponderada en el duro ambiente empresario de la Argentina y sus colegas la pusieron hace dos años al frente de la organización del Coloquio de Idea número 50. Desde entonces participa del encuentro que, en octubre pasado, fue un éxito de convocatoria y logró cambiar el eje temático de las críticas por las propuestas para el desarrollo. Y ayudó a coronar la cita de Mar del Plata con la asistencia de los candidatos a la Casa Rosada. Incluyendo al que se convertirá en presidente cuando se defina el ballottage entre Daniel Scioli y Mauricio Macri.
Así es Isela, como la conocemos todos. Un huracán de trabajo que jamás pierde la sonrisa ni la amabilidad mientras ejerce su eficacia. Nació en San Pablo pero sus padres, sus recuerdos de la adolescencia y su acento ya son definitivamente argentinos.
A nadie le sorprendió que los empresarios más importantes del país la eligieran CEO del año en la
encuesta de PwC para El Cronista y revista Apertura. Argentina, brasileña y con una maestría en Marketing y Negocios de una universidad de Chicago, el crecimiento de Isela representa el protagonismo decisivo de los ciudadanos globales y el ascenso irresistible de las mujeres, para compartir junto a los varones el desafío de conducir compañías más productivas, más innovadoras y más humanas.