El prestigioso columnista del New York Times, Thomas Friedman, pasó años escribiendo al menos una vez por mes, que si EE.UU. quería volver a liderar el mundo, debía lograr autosuficiencia energética. Los acontecimientos del último mes confirman la propuesta de Friedman y van mas allá. El acuerdo estratégico entre los americanos y saudíes ha generado el efecto dominó sobre varios de los adversarios mas duros de EE.UU. que este autor presagiaba. Y lo que ha sucedido con Cuba confirma la idea: el literal derrumbe de la economía venezolana y sus creaciones diplomáticas en especial el ALBA mostraron a los hermanos Castro que se aproximaba otro periodo especial como el que el pueblo cubano sufrió tras el colapso de la URSS. Y les hicieron intuir que se reducía su capacidad de sostener el poder con otro ajuste violento sobre una situación económica y social demasiado degradada. Por ello la necesidad de cerrar este acuerdo, fruto de largos diálogos previos.
Para Obama, esta es una oportunidad que no podía dejar pasar. En especial porque necesita mostrar que su iniciativa esta intacta y que va a aprovechar a pleno los efectos del colapso petrolero para ubicar otra vez a su país en el centro del tablero mundial. Un Obama audaz y decidido, que no teme al ala mas reaccionaria de los republicanos, y que se muestra diferente del que se equivocó mal en el conflicto con Siria, es una necesidad para un mundo que necesita desesperadamente de liderazgos.
La duración injustificada del embargo, afectó gravemente a las relaciones interamericanas, obligando al Departamento de Estado a negociar reiteradamente en cuanta Cumbre había para evitar las protestas de cada vez mas países por el mismo embargo y por la ausencia forzada de Cuba. Si la aprovecha bien, esta decisión abrirá nuevos espacios de diálogo ante el retroceso de Venezuela y sus aliados.
Va a ser apasionante ver como se desarrolla una transición sobre la que se ha escrito tanta teoría. Las medidas que ya se comentan, y que implicarán mas dólares y bienes para la alicaída economía cubana pueden significar aire fresco para los Castro desde el punto de vista político; o el ingreso del virus capitalista de una manera irreversible para el evangelio socialista. ¿Las visitas del exilio, generarán apetito por mas libertad? ¿El financiamiento del emprendedorismo, desplazará a una economía improductiva y estancada? ¿El poderoso exilio cubano, actuará con prudencia?
De lo que no cabe duda es que la histórica decisión de Obama acompañada con enorme inteligencia por nuestro Papa Francisco es una gran oportunidad para todo el sistema interamericano. Los delirios venezolanos (lamentablemente acompañados por el kirchnerismo), solo sirvieron para dividir mas a la Región, aún con un Obama con el que era posible dialogar. El Departamento de Estado debe aprovechar esta enorme oportunidad para una reconstrucción dialogada con sus aliados confiables, para el bien de todos. Ese diálogo debe servir, además, para prepararse para el próximo gran desafío: salvar a Venezuela del colapso total.