

Un inesperado debate económico se ha instalado en los medios de los EE.UU. y organismos internacionales: el muy bajo crecimiento de los salarios nominales a más de ocho años del final de la crisis de 2007/08 y pese a la disminución de la tasa de desocupación. El fenómeno se presenta en la mayoría de los países desarrollados, algunos de los cuales (Japón y EE.UU.) están registrando tasas de desocupación bastante bajas en términos históricos.
Los principales motivos de preocupación son dos. Uno, es el impacto del estancamiento salarial sobre la distribución del ingreso, la conflictividad social y la estabilidad política en las naciones avanzadas.
El otro es la posibilidad de que la insuficiencia de la demanda de consumo, resultante del rezago salarial, agudice la debilidad de la inflación y termine activando una espiral deflacionaria entre las dos variables. La OIT ha llamado la atención sobre este escenario en su Global Wage Report 2016/17 (diciembre de 2016). En este sentido, la cuestión del bajo crecimiento de los salarios en los países avanzados se inscribe en un debate más amplio sobre las razones por las que las tasas de inflación se encuentran en niveles inferiores a la meta en la mayoría de los países y alcanza guarismos negativos en varios de ellos (FMI; WEO de octubre 2016); para muchos economistas, las tasas de inflación no se incrementarán hasta que los salarios no empiecen a crecer a un mayor ritmo.
Según el FMI (WEO de octubre de 2017) la mayor parte de la diferencia entre países en el ritmo de crecimiento de los salarios nominales en los últimos años se puede explicar por tres factores.
Uno es la persistente subutilización de la fuerza de trabajo, que sólo se refleja parcialmente en la tasa de desocupación abierta convencional. El estudio analiza otros indicadores de deterioro laboral como el incremento del desaliento, el subempleo involuntario, los contratos temporarios y la disminución de las horas trabajadas por obrero. En muchos países, el descenso de la medida convencional de desocupación refleja en parte la incorporación forzada de personas sin empleo a ocupaciones a tiempo parcial o de duración determinada. Por un lado, estos trabajadores se resignan a menores incrementos salariales. Por el otro, no abandonan la búsqueda de un empleo a tiempo completo y de duración indefinida lo que, por su parte, contribuye negativamente al crecimiento de los salarios en el segmento protegido del mercado de trabajo.
Dos, las expectativas de baja inflación por parte de las empresas, resultantes en buena medida de las expectativas de bajo crecimiento de la demanda, suprimen una fuente esencial de presión por la elevación de los salarios.
Y tres, el lento crecimiento de la productividad de la fuerza de trabajo, que se traduce en un incremento también modesto de la ganancia neta que esperan recibir los empresarios al contratar trabajadores adicionales. El FMI nota, además, que la traslación de los incrementos de la productividad laboral a los salarios está lejos de ser automática; depende del poder de negociación de los asalariados. Y es notorio que este poder ha disminuido en las últimas décadas como resultado de la menor sindicalización, los cambios en la legislación laboral y la descentralización de las negociaciones salariales. El desfasaje entre crecimiento de los salarios y la productividad del trabajo en países avanzados y periféricos es otro de los grandes temas de debate de la coyuntura internacional a los que el FMI ha dedicado su atención en informes recientes.
En una nota sobre el estancamiento salarial en Japón (Bloomberg, 21/9/2017), el periodista económico Michael Schuman pone el acento en la complejidad del problema. Es improbable que las fuerzas que están deprimiendo el incremento de los salarios en el mundo desarrollado dejen de actuar o se moderen por sí mismas en un plazo razonable. Schuman reclama la intervención estatal, incluyendo "restaurar algo de poder a los sindicatos para que defiendan los intereses de los trabajadores". De lo contrario, concluye, "la debilidad de los salarios nos arrastrará a todos hacia abajo".













