Cuánto es la pobreza por ingresos hoy si el INDEC dejó de medirla a comienzos del 2013? ¿Cómo ubicar el problema en un contexto histórico si los valores calculados por el INDEC desde su cambio institucional de enero de 2007 han sido fundadamente relativizados por críticos (OSDA, Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina), y por no críticos (CIFRA, Centro de Investigación y Formación de la República Argentina ligado a la CTA de Hugo YaskI y CESO, Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz)? Utilizando el procedimiento y la Encuesta de ingresos del INDEC pero una línea de pobreza distinta, mayor claro para superar la principal objeción, ODSA concluyó que en el IV Trimestre de 2013 la pobreza por ingresos afectaba al 19,8 % de los habitantes de grandes aglomerados del país en tanto que CIFRA ubicó este porcentaje en 18.1%. El último dato del INDEC en cambio fue de 4,7%. Cualquiera de estos valores muestra una caída espectacular respecto del 54% que el INDEC midió a comienzos de 2003. Pero yendo con la comparación más atrás, los 90 y, aun, los 80, ¿cómo es la pobreza hoy?. El último dato de pobreza del INDEC libre de controversias es el de fines de 2006: pobres eran en las grandes ciudades el
26,9% y en el Gran Buenos Aires el 25,5%. Desde el 2006 al 2013 la pobreza cayó en los grandes aglomerados el país según CIFRA unos 10 puntos porcentuales y según ODSA menos, 6 puntos, que podrían incluso ser menos por razones diversas (devaluación de enero 2014, captación de ingresos de la EPH, etc). En los ochenta y noventa el INDEC medía la pobreza sólo en el Gran Buenos Aires. Entonces, si la pobreza en el Gran Buenos Aires evolucionó de manera similar a como evolucionó en las grandes ciudades del país, su tasa de pobreza estaría hoy en los niveles de mediados de los noventa (16-26 %). Y si se usaran otras estimaciones, igualmente de reputadas, podría llegarse incluso a algunos valores de la segunda mitad de los noventa (24-28 %), más elevados, aunque sin alcanzar claro está los escalofriantes registros del 2002/2003. Y esta conclusión provoca escozor. Pero sus fundamentos son frágiles, probablemente es errónea, simplista y engañosa; ignora tal vez el impacto de las actuales políticas contra la pobreza (asignación universal por hijo, múltiples becas, cobertura casi universal del haber jubilatorio mínimo, etc.). Por ello, entonces, para evitar conclusiones frágiles y engañosas obtenidas vía complejas elucubraciones y forzadas deducciones es imprescindible que el INDEC, primero, vuelva a medir la pobreza por ingresos; segundo, la mida con el mismo procedimiento; tercero, la mida científicamente.