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El uso de edulcorantes artificiales ha aumentado en los últimos años como alternativa al azúcar tradicional. Aunque no aportan calorías, la evidencia científica reciente indica que su consumo frecuente podría estar relacionado con problemas de peso, alteraciones metabólicas y complicaciones digestivas.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estos productos no contribuyen a reducir la grasa corporal a largo plazo y podrían aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.

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Estudios recientes han evaluado los efectos de edulcorantes como el aspartamo, la sucralosa y el acesulfame-K. Algunos hallazgos sugieren que podrían modificar la microbiota intestinal y alterar la respuesta insulínica, lo que podría provocar aumentos de glucosa en sangre en consumidores habituales.

Investigaciones publicadas en PMC y PubMed destacan la importancia de considerar patrones de consumo y las características individuales antes de recomendar estos edulcorantes como sustituto seguro del azúcar.

¿Qué son y cómo actúan los edulcorantes artificiales?

Los edulcorantes artificiales son compuestos sintéticos o naturales modificados que aportan sabor dulce sin calorías significativas. Entre los más comunes se encuentran sucralosa, aspartamo, acesulfame-K, ciclamatos y estevia. La OMS aclara que, aunque reemplazan el azúcar, no proporcionan valor nutricional y su consumo prolongado no garantiza control de peso.

Francesco Branca, director de Nutrición e Inocuidad de los Alimentos de la entidad, explicó: “La sustitución de azúcares libres por edulcorantes no ayuda a controlar el peso a largo plazo. Las personas deben considerar otras formas de reducir la ingesta de azúcares libres, como consumir alimentos con azúcares naturales, como la fruta, o alimentos y bebidas no azucarados”.

No es miel: el endulzante que podría causar diabetes, obesidad y problemas digestivos. Imagen: archivo.
No es miel: el endulzante que podría causar diabetes, obesidad y problemas digestivos. Imagen: archivo. Jorge Aguado Martin

Estos productos se encuentran en bebidas light, postres procesados y algunos alimentos empaquetados. Su acción sobre el paladar puede ser intensa, pero los estudios muestran que su efecto sobre la saciedad y el metabolismo difiere del azúcar natural, lo que puede generar ajustes hormonales inesperados y afectar la regulación del apetito.

Posibles riesgos para la salud metabólica

Según la evidencia científica, los edulcorantes artificiales pueden estar asociados con un mayor riesgo de diabetes tipo 2 y obesidad cuando se consumen de manera habitual. La alteración de la microbiota intestinal y cambios en la respuesta de insulina son algunas de las hipótesis más estudiadas.

Expertos señalan que estas sustancias no sustituyen hábitos saludables. Para personas con condiciones metabólicas, como diabetes, se recomienda supervisión médica y reducción del dulzor total en la dieta. Esto incluye preferir alimentos sin azúcar añadida y frutas naturales.

Impactos digestivos y estrategias de consumo seguro

El consumo frecuente de edulcorantes no azúcar puede provocar molestias digestivas en algunas personas, como gases, hinchazón o alteraciones en el tránsito intestinal. Estos efectos se relacionan con el tipo de edulcorante y la cantidad consumida.

No es miel: el endulzante que podría causar diabetes, obesidad y problemas digestivos. Imagen: archivo.
No es miel: el endulzante que podría causar diabetes, obesidad y problemas digestivos. Imagen: archivo. bymuratdeniz

Los especialistas recomiendan moderación y reducción gradual del dulzor en la dieta desde edades tempranas. Además, priorizar alimentos enteros y limitar los productos ultra procesados ayuda a minimizar los posibles efectos adversos de los edulcorantes artificiales, al tiempo que se favorece una alimentación equilibrada y sostenible.