

No todos los billetes sirven. Aunque muchas personas los siguen aceptando en comercios, el Banco de la República de Colombia tiene una clasificación estricta que define cuándo un billete, aunque auténtico, ya no debe circular. Esta medida aplica para todas las denominaciones, pero especialmente para las de mayor desgaste, como el billete de 10.000 pesos.
En su última guía oficial, el emisor ratificó que los billetes que presenten altos niveles de deterioro, manchas, roturas o suciedad acumulada -identificados como de grado 4 a 7- deben ser considerados como no aptos para circular y retirados del sistema monetario.
Qué significa que un billete esté "no apto para circular"
Según el Banco de la República, un billete no apto es aquel que, a pesar de ser auténtico, ha perdido las condiciones físicas mínimas para garantizar su uso confiable. Esto incluye desde roturas visibles, manchas profundas, pérdida de color, marcas de tinta, quemaduras o dobleces severos.

La entidad clasificó el deterioro en siete grados. Los billetes en grados 1 a 3 se consideran aptos y pueden seguir en circulación. En cambio, los de grados 4 a 7 presentan daños visibles y se consideran oficialmente deteriorados. Esta clasificación aplica a todas las denominaciones: desde los 2000 hasta los 100.000 pesos colombianos.
El caso del billete de 10.000 pesos
Uno de los billetes más afectados por el uso intensivo es el de 10.000 pesos, ampliamente distribuido en el comercio y los cajeros automáticos. El Banco proporciona imágenes de referencia para identificar si un billete de esta denominación aún es válido o debe retirarse. Puedes consultarlas en su sitio oficial: ver guía oficial.
Si un billete de 10.000 pesos está en grado 4 o superior, debe ser entregado en una oficina bancaria para su reemplazo. Aunque todavía pueda ser recibido en ciertos puntos de venta, técnicamente ya no debería circular y los bancos están obligados a canjearlo sin costo para el ciudadano. Dónde cambiarlos y qué recomienda el Banco.
El Banco de la República recomienda a la ciudadanía no seguir usando billetes visiblemente deteriorados. En su lugar, deben ser llevados a una sucursal bancaria para ser cambiados por uno nuevo. Las entidades financieras tienen el deber de aceptar estos billetes y enviarlos al emisor para su destrucción.

Además, la entidad publica periódicamente guías ilustradas con ejemplos de billetes aptos y no aptos, para que los ciudadanos puedan reconocerlos fácilmente. La recomendación es clara: "si el billete está sucio, roto o con manchas profundas, no lo siga usando; entréguelo al banco".









