

Sobrevivió a inundaciones, saqueos históricos y conflictos armados. Al borde de la desaparición, el ciervo del padre David volvió a establecerse en China luego de haber pasado décadas fuera de su territorio original, gracias a un singular proceso de conservación internacional que involucró a Europa y Asia.
La historia del animal, conocido por sus impresionantes cuernos y su aspecto inconfundible, es un ejemplo de cooperación ambiental entre países, científicos y fundaciones privadas que trabajaron para evitar su extinción definitiva.
Una especie salvada contrarreloj
Según cifras oficiales difundidas por autoridades ambientales chinas en la última década, la población del ciervo del padre David alcanza hoy alrededor de 8.000 ejemplares en centros de cría y reservas naturales del país. La especie había desaparecido completamente en China hacia fines del siglo XIX.

Actualmente, unos 200 individuos viven en condiciones de semilibertad en el antiguo terreno imperial de Nanhaizi, cerca de Pekín, como parte de programas orientados a su adaptación progresiva al entorno natural.
Esfuerzos en medio de amenazas ambientales
El gobierno chino destaca sus políticas de ampliación de áreas protegidas, que abarcan cerca del 18% del territorio nacional, aunque especialistas advierten que la deforestación, la minería ilegal y el avance del turismo continúan presionando los ecosistemas donde habitan muchas especies.
En este contexto, el resurgimiento del ciervo del padre David contrasta con otros casos críticos, como el del delfín del Yangtsé, considerado casi extinto, o el caimán chino, clasificado en peligro crítico.
Un rescate que comenzó en Europa
El punto de inflexión ocurrió a finales del siglo XIX, cuando algunos ejemplares fueron enviados a Europa antes de que la especie se extinguiera en China. En Inglaterra, el duque de Bedford impulsó un exitoso programa de reproducción en sus tierras, asegurando la supervivencia genética del animal.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la manada fue desplazada varias veces para protegerla de los bombardeos, lo que permitió conservarla hasta el final del conflicto.
Décadas más tarde, en 1985, 22 descendientes fueron devueltos a China como resultado de acuerdos de cooperación entre Pekín y Londres, marcando el inicio formal del proceso de reintroducción.
Estado de conservación actual
La especie aún figura como “extinta en libertad” en los registros de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), aunque China avanza en proyectos para reconstruir una población verdaderamente silvestre dentro de áreas protegidas.

Autoridades ambientales y científicos sostienen que el entorno chino, por clima y vegetación, sigue siendo favorable para el desarrollo del ciervo del padre David, lo que abre expectativas de consolidar su retorno definitivo a la vida salvaje.








