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La relación entre China y Rusia, presentada durante años como una “amistad sin límites”, se encuentra en un punto de inflexión.

Según analistas internacionales, las tensiones geopolíticas, económicas y territoriales están erosionando los cimientos de esta alianza, y podrían derivar en un choque directo entre dos potencias nucleares.

En medio de un escenario global de alta inestabilidad, Pekín estaría evaluando movimientos estratégicos que podrían afectar directamente la influencia rusa en regiones clave, lo que reaviva las alertas sobre una posible Tercera Guerra Mundial.

¿Cómo es la relación entre China y Rusia?

Durante la última década, Xi Jinping y Vladimir Putin intentaron proyectar una imagen de unidad frente a Occidente. Sin embargo, las diferencias de intereses entre Pekín y Moscú se han vuelto cada vez más evidentes.

Mientras China busca expandir su poder económico y militar en Asia Central y el Ártico, Rusia lucha por mantener su influencia en esas mismas zonas, debilitada por las sanciones internacionales y el desgaste de la guerra en Ucrania.

Expertos sostienen que el vínculo entre ambos países ya no es de cooperación, sino de competencia estratégica, donde cada uno busca aprovechar las debilidades del otro para consolidar su posición en el nuevo orden mundial.

Crece el temor a que las tensiones estratégicas escalen y se desate una nueva guerra global.

Este es el nuevo campo de batalla entre China y Rusia

El Ártico se ha convertido en una región de disputa clave. Rusia controla la Ruta del Mar del Norte, un corredor marítimo que une Asia y Europa en tiempos récord, mientras China impulsa su “Ruta de la Seda Polar” para garantizar acceso comercial y militar a la zona.

Según fuentes de defensa europeas, el ejército chino ha incrementado su presencia científica y logística en el Ártico, lo que genera sospechas sobre un posible objetivo militar encubierto.

Analistas aseguran que Pekín busca desplazar a Moscú como potencia dominante en la región, aprovechando la debilidad rusa y su pérdida de aliados estratégicos.

Rusia se debilita y China se fortalece

El Kremlin enfrenta una economía en crisis y un ejército sobrecargado por el conflicto en Ucrania. En contraste, China emerge como una superpotencia tecnológica, industrial y militar, con capacidad para desafiar a Estados Unidos y, cada vez más, a Rusia.

Esa desigualdad ha cambiado el equilibrio interno de la relación bilateral. Lo que antes era una cooperación entre iguales hoy se asemeja a una relación de dependencia, donde Moscú necesita a Pekín para sobrevivir económicamente.

De acuerdo con el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres, China podría aprovechar la vulnerabilidad rusa para expandirse hacia Siberia, una región con enormes recursos naturales y bajo control ruso.

El nuevo orden mundial: China toma ventaja sobre Rusia

A medida que Putin intenta sostener su poder interno con una guerra costosa, Xi Jinping consolida su influencia diplomática y económica en Medio Oriente, África y América Latina.

China se perfila como la principal beneficiaria del desgaste ruso, con un objetivo claro: liderar el nuevo orden mundial. Su avance económico y militar la posiciona como la única nación capaz de desafiar la hegemonía estadounidense, incluso si eso significa romper definitivamente su alianza con Moscú.