

En una intervención que tomó por sorpresa a las delegaciones presentes, el presidente Gustavo Petro aseguró ante la Comunidad de Policías de América (Ameripol) que “el consumo de drogas no es criminal”, una declaración que reavivó el debate sobre el enfoque colombiano frente a la adicción y el tratamiento de los consumidores.
El mandatario presentó su postura durante la sesión del 9 de diciembre, donde cuestionó que las respuestas estatales sigan centradas exclusivamente en la persecución penal.
Petro sostuvo que la criminalización del consumidor ha sido una decisión influenciada por criterios ideológicos y no necesariamente por fundamentos científicos. Según él, el país ha aprendido que el consumo debe abordarse desde una perspectiva más humana, reconociendo que la adicción está ligada a factores sociales, emocionales y afectivos.
¿Por qué Petro afirma que el consumo no debe ser tratado como delito?
El presidente explicó que el crimen no puede analizarse únicamente desde la óptica policial, pues está estrechamente relacionado con la vida y las condiciones de los seres humanos. A su juicio, la penalización de conductas asociadas al consumo responde más a estructuras de poder que a criterios técnicos.
Petro insistió en que llevar a la cárcel a un consumidor —particularmente cuando enfrenta un cuadro de adicción— es una decisión que desconoce las complejidades del fenómeno.
Para él, la adicción surge de entornos sociales altamente competitivos, donde muchas personas quedan expuestas a depender de sustancias como un mecanismo para enfrentar presiones y vacíos afectivos.

“Al consumidor se le debe exigir una conducta responsable”, afirmó, subrayando que esto es distinto a criminalizar el acto de consumir. Según Petro, Colombia ya entendió que perseguir penalmente al usuario no detiene el fenómeno de las drogas y, por el contrario, agrava problemas sociales.
¿Qué dijo Petro sobre la experiencia colombiana con el narcotráfico?
El jefe de Estado señaló que la experiencia histórica del país ha estado marcada por el tráfico de cocaína y, en menor medida, de marihuana. Sin embargo, advirtió que el panorama cambió de forma radical: ya no son los carteles colombianos quienes dominan el negocio, sino redes transnacionales con presencia en distintos continentes.
Petro mencionó capturas y hallazgos recientes que evidencian conexiones con organizaciones de Albania, Croacia, Holanda, Alemania, Suecia y México, entre otras. Esto, dijo, demuestra que el narcotráfico dejó de ser una estructura local para convertirse en un engranaje global donde los colombianos ya no tienen el control.
Hoy, explicó, la cocaína se mueve a través de un mercado internacional complejo, distinto al que existía hace décadas, donde casi todo el circuito estaba concentrado en los países andinos y Estados Unidos.
¿Qué advirtió el presidente sobre las nuevas drogas sintéticas como el fentanilo?
Petro alertó que la región enfrenta un reto creciente: la aparición y rápida expansión de sustancias sintéticas, entre ellas el fentanilo. Destacó que, a diferencia de la cocaína o la marihuana, estas drogas no requieren tierra, cultivos ni campesinos, sino tecnología, laboratorios sofisticados y equipos industriales.
El presidente reconoció que Colombia apenas está entendiendo el funcionamiento de estas sustancias y sus insumos, y señaló que la detección es altamente compleja. Agregó que los países americanos, incluyendo Colombia, no cuentan con la infraestructura industrial capaz de producir compuestos químicos de alta complejidad, aunque sí enfrentan los riesgos derivados de su tráfico y consumo.
Para Petro, el ascenso de estas drogas plantea un nuevo desafío para las autoridades, que deben adaptarse a un escenario donde los mercados son cambiantes, personalizados y técnicamente más difíciles de rastrear.












