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El hallazgo no es reciente, pero sigue despertando asombro: en lo alto de las montañas de Sudáfrica, a más de 1.900 metros de altura, yace uno de los depósitos de oro más extraordinarios jamás estudiados. Lo que hoy parecen formaciones geológicas comunes encierra la historia de un antiguo sistema fluvial que transformó para siempre la comprensión de este metal.

Lejos de explicaciones míticas, la ciencia apunta a un proceso natural de miles de millones de años. Sin embargo, el verdadero misterio surge al comprender cómo enormes cantidades de oro llegaron a concentrarse en un sitio tan elevado. Las respuestas continúan apareciendo gracias a investigaciones geológicas de alcance internacional.

La región del Witwatersrand, pieza central de la minería sudafricana desde finales del siglo XIX, vuelve a estar en el centro de la conversación científica por la magnitud y la antigüedad de sus depósitos.

Encuentran oro a más de 1000 metros de altura. (Fuente: archivo)
Encuentran oro a más de 1000 metros de altura. (Fuente: archivo) Fuente: ShutterstockValentyn Volkov

La zona que alberga oro a más de 1.900 metros de altura

Las montañas del Witwatersrand conservan los vestigios de un sistema fluvial del Arcaico que, hace más de 2.700 millones de años, transportaba partículas de oro a lo largo de extensos valles. A diferencia de otros yacimientos, este metal no provino de procesos magmáticos: fueron los ríos primitivos los que arrastraron, depositaron y concentraron el oro en antiguos lechos sedimentarios.

Con el paso del tiempo, la presión, la actividad tectónica y la consolidación de los conglomerados elevaron esos depósitos a su posición actual. Informes del USGS y del Council for Geoscience de Sudáfrica sostienen que, sumando lo extraído y lo que permanece en profundidad, la cuenca podría superar las 30.000 toneladas de oro.

La evolución del oro en Witwatersrand

El auge del oro impulsó el nacimiento de Johannesburgo, hoy capital económica del país. Las minas profundas, que alcanzan más de tres kilómetros bajo tierra, marcaron un antes y un después en la ingeniería minera global. Pese a los desafíos ambientales y sociales, el Witwatersrand continúa siendo un símbolo de la minería a gran escala.

La importancia del oro no se limitó a lo económico: su explotación promovió el desarrollo de universidades, centros de investigación y normas de seguridad que luego serían adoptadas por otras naciones mineras. La región se convirtió así en el eje sobre el cual se estructuró gran parte del crecimiento sudafricano.