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Ubicado en el corazón de Parque Avellaneda, este bar oculto se ubica debajo de un reconocido bodegón de barrioque combina lo mejor de la cultura con la gastronomía a la vez que puso en valor un espacio histórico para disfrutar las mejores carnes y milanesas de la zona.
Fundado originalmente en 1943 por inmigrantes españoles, este local ha atravesado múltiples etapas, desde almacén y café hasta quiniela clandestina. Hoy, gracias a una profunda restauración, revive como un bodegón de época con un bar temático en su sótano que ya cumplió un año.
¿Cuál es el bar oculto debajo de un bodegón?
Populacha es el bar oculto en el sótano del bodegón Olivera. Este espacio se ha convertido en un refugio cultural y gastronómico que rinde homenaje a la historia barrial y al tango porteño.
La transformación de este lugar fue obra de Cristian Díaz Gattuso, productor gastronómico y apasionado por lo cultural. En plena pandemia, el especialista se cruzó con el bodegón y, seducido por su historia y potencial, decidió apostar por su recuperación. Así nació la propuesta mixta.
El bar recrea la atmósfera de los años 50, la época dorada del tango. La ambientación incluye objetos coleccionados por vecinos, como libros antiguos, fotos clásicas, partituras centenarias y un bandoneón que, según cuentan, fue tocado por Aníbal Troilo. "Todo esto convierte al bar en un museo vivo de la cultura porteña", señala su presentación.
La carta de coctelería fue diseñada por el reconocido bartender Fede Cuco, y actualmente está en manos de Santiago Arenas, quien busca enamorar al barrio con tragos clásicos y de autor. La idea de este lugar es ofrecer una previa o postcena, mientras que la comida se sirve en el salón del bodegón.
¿Qué comer en el bodegón que esconde un bar en Parque Avellaneda?
La propuesta gastronómica de Olivera es tan rica como su historia. Las pastas son cien por ciento artesanales y se sirven en una canasta de pan comestible, una presentación que sorprende y encanta.
Por otro lado, hay cazuelas de barro, ideales para los días fríos, que incluyen mollejas al verdeo, pastel de papa, berenjenas a la parmesana, risotto de remolacha, goulash y el destacado pastel de entraña con puré de calabaza, tomates confitados y yema rebozada.
Las milanesas llegan acompañadas por una montaña de papas fritas gruesas y crocantes, con doble cocción. También hay una versión de milanesa con ñoquis. La parrilla es al carbón con algo de madera donde se sirven carnes en braseros antiguos del abuelo del fundador. La propuesta clásica incluye pollo, chorizo, morcilla, chinchulines, riñones y cerdo, mientras que la versión Olivera suma vacío y mollejas.
Por último, llega "la hora dulce" con tiramisú de la abuela, flan casero y panqueques flambeados con dulce de leche como algunas de las opciones que cierran la experiencia con un broche de oro.
¿Dónde queda y cómo reservar en el bar oculto?
La historia del local es rica y diversa. Desde el Café del Sol y la venta de toneles de vino, hasta su época como almacén de barrio, cada rincón de Olivera guarda una anécdota. Incluso el sótano, hoy convertido en bar que no requiere reserva todavía, mantiene el gancho original donde se bajaban las barricas con soga.
- Horarios: Olivera (bodegón) miércoles a domingo de 12 a 01:00 horas. Populacha (el bar) de 19 a 01:00 horas (se extiende los sábados)
- Ubicación: Av. Olivera 901, Capital Federal.
