El mediodía del viernes 3 de agosto, Miguel Galuccio entendió a la fuerza que, a pesar de ser el CEO de la empresa más importante del país, estaba actuando sin red. Acababa de prometer, en una reunión con analistas, banqueros y representantes de fondos de inversión, reglas de juego previsibles para la industria petrolera con vistas a recuperar la confianza internacional en YPF, cuando se enteró que, dos horas antes, el Gobierno había publicado el decreto 1277 que otorgaba amplias facultades al viceministro de Economía, Axel Kicillof, para intervenir en el negocio hidrocarburífero.
La crónica de esa historia corrió por cuenta, no de los diarios, sino de agencias de inversión presentes en el encuentro con el titular de YPF. "Galuccio explicó que los principales objetivos de la petrolera son presentar en agosto el plan estratégico a cinco años de la compañía y recuperar credibilidad ante los mercados financieros. Pero ambas metas se verán afectadas por la sanción del decreto, que elimina la libertad para fijar precios a los combustibles", escribió Knut Hendrik, un consultor en petróleo de Noruega radicado en los EE.UU. En la misma línea, se pronunciaron los analistas del Merril Lynch y de Raymond James.
De carácter templado, el ex directivo de Schlumberger conoció los límites de su tranquilidad al intentar controlar el destrato de la Casa Rosada, que lo expuso frente a inversores. Sus colaboradores luego explicarían que el CEO de YPF estaba al tanto de la polémica medida, pero que no conocía su fecha exacta de publicación. Con todo, el episodio dio lugar a rumores de renuncia, tajantemente desmentidos unos días más tarde por la presidenta Cristina Kirchner durante un acto en la refinería en Ensenada por la ampliación de la unidad de gasoil de la planta.
Aún así, Galuccio deberá sortear en la segunda mitad del año una serie de desafíos que marcarán a fuego el rumbo de su gestión al frente de la principal productora de hidrocarburos de la Argentina.
1|Generar confianza en el mundo inversor y financiero
Antes de que termine el mes, YPF presentará el famoso "Plan de los 100 días" con el que aspira a relanzar su relación con los mercados voluntarios de crédito y entidades financieras. El programa brindará detalles de los proyectos que prevé realizar la petrolera para elevar, desde el año que viene, un 6% anual la alicaída producción de hidrocarburos. Se apunta a lograr un incremento de la oferta superior al 30% hasta 2017. Para eso, habrá que apalancar inversiones por u$s 35.000 millones en el quinquenio, según lo esbozado por Galuccio durante su presentación en el Sheraton en junio pasado.
La petrolera registró en 2011 utilidades netas por u$s 1260 millones, y en el primer semestre de 2012 -ya bajo control estatal- ganó $ 2127 millones, lo que permite proyectar un ingreso anual de alrededor de $ 4500 millones. "De los números actuales se desprende que la petrolera está a años luz de poder solventar sus planes de perforación con recursos propios. Es más, enfrenta serios problemas de cuenta corriente debido su magro flujo de caja, que no supera los $ 500 millones", precisa el ex gerente financiero de una empresa cotizante en Wall Street.
La petrolera se jugará, en ese marco, una importante parada con la emisión, anunciada esta semana, de un bono local por $ 3500 millones, que se utilizará para financiar inversiones del segundo semestre. Las alternativas en estudio apuntan a lanzar un título de deuda en pesos atados a la variación del tipo de cambio (dólar linked) o a emitir una ON (obligaciones negociables), a más corto plazo, indexados por la tasa Badlar.
2|Demostrar independencia del poder político
El traspié sufrido con inversores en los primeros días de agosto dejó en evidencia serios problemas de comunicación dentro del Gobierno. Galuccio se formó en la YPF presidida en los '90 por José "Pepe" Estenssoro, que tenía línea directa y ascendencia sobre Luis Prol, secretario de Energía. Existía una jerarquía clara en la cadena de mando que facilitaba el ordenamiento regulatorio. En su caso, en cambio, debe construir y legitimar su poder en un escenario repleto de internas entre distintas áreas de Gobierno. A la avanzada intervencionista de Kicillof -director titular de YPF en representación del Estado-, que colocó a Nicolás Arceo, un hombre de su extrema confianza, en el área de Administración y Finanzas como una especie de controller interno de la compañía, hay que sumar a Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior, con voz y voto para interferir en cualquier cuestión referida a los precios de los combustibles. Y también a Julio De Vido, ministro de Planificación, que si bien perdió incidencia para definir el rumbo del sector energético, por ahora sigue siendo la referencia inmediata de los empresarios a la hora de encarar alguna gestión con el Gobierno.
3|Incrementar la producción de petróleo y gas
En pos de cumplir con la meta de elevar un 6% la oferta de hidrocarburos desde 2013, Galuccio también deberá encarar una profunda reorganización de los equipos técnicos y profesionales de la petrolera. Él mismo señaló, según lo transmitido por la Presidenta desde la refinería de La Plata, que la empresa no perforaba pozos de gas desde hace 15 años. Las estadísticas del pasado inmediato preocupan: la producción del fluido -que explica un 51% de la matriz energética del país- cayó un 12,3% desde 2006 a la fecha. Y de enero a mayo de 2012, continuó con una baja del 3,34% con relación al mismo período del año anterior. El descenso se explica por la falta de exploración y la madurez natural de los yacimientos, que llevan décadas en explotación. La situación del petróleo ofrece mayor margen de maniobra: si bien la oferta cayó casi un 30% desde 1998, en los primeros cinco meses del año creció un 6,9% en contraste con 2011, dado que el año pasado la producción se vio fuertemente afectada por medidas de fuerza gremiales que interrumpieron la actividad en los campos.
4|Elevar precios del gas y garantizar disponibilidad de ganancias
En las múltiples reuniones que Galuccio tuvo con inversores internacionales desde mayo, siempre surgieron dos temas específicos. Uno es la necesidad de mejorar los precios internos del gas natural, muy inferiores a los valores de importación. Los productores locales reciben u$s 2,50 por cada millón de BTU de gas que inyectan en los gasoductos, una cuarta parte de lo que cuesta traerlo desde Bolivia (u$s 11) y hasta siete veces menos que el LNG (u$s 17).
"Cualquier plan de desarrollo para rejuvenecer los yacimientos maduros de gas, tal como propone YPF, sólo es viable si se mejora la ecuación económica. Con estos precios, no es factible", explica un encumbrado directivo de la industria.
La segunda cuestión está ligada a los fantasmas que giran en torno a la liquidación de dividendos en el exterior. Desde que Cristina Kirchner fustigó a Repsol por enviar fuera del país un 90% de sus utilidades, y luego el Gobierno desplegó un sistema intensivo de controles a la compra-venta de dólares, las petroleras multinacionales reclaman que el Estado garantice el aval para liquidar -al menos, un porcentaje- de las ganancias en el exterior.
5|Transformar en valor el potencial de Vaca Muerta
Según el plan trazado por YPF, el diferencial de la oferta de hidrocarburos a mediano y largo plazo se explicará por la puesta en producción de los yacimientos no convencionales de Vaca Muerta, una de las formaciones de roca generadora de la cuenca neuquina, que escondería un inmenso reservorio con recursos equivalentes a más de 300 trillones de pies cúbicos (TCF's) de gas. No obstante, las petroleras recién han empezado a perforar el play, por lo que YPF -que concentra un 60% del acreaje con acceso a Vaca Muerta- deberá contar con ingentes recursos financieros para certificar reservas probadas de shale oil y shale gas (petróleo y gas no convencionales). "El año que viene está previsto invertir u$s 1200 millones para desarrollar un proyecto piloto en Loma La Lata", precisan, en esa línea, desde la petrolera.
6|Mínima conflictividad social
Puede parecer, a priori, una cuestión secundaria, pero mantener a raya a los poderosos sindicatos petroleros, que en los últimos años frenaron en repetidas ocasiones la producción petrolera en reclamo de mejoras salariales, tiene una importancia central para la estrategia a futuro de YPF. Los costos laborales de la industria Oil & Gas en la Argentina -que se han triplicado en los últimos seis años- se ubican entre los más onerosos a nivel mundial. En su carácter de la mayor petrolera del país -con alrededor de 40.000 personas contratadas, directa o indirectamente-, YPF debe recuperar la eficiencia operativa y mantener a raya los costos salariales.
7|Optimizar los costos de producción y la seguridad
ntimamente relacionado con el punto anterior, uno de los de-safíos de la petrolera es manejar los costos de producción (lifting cost), de forma tal que representen menos del 30% del precio del barril. "YPF tendrá que optimizar el trabajo con proveedores de servicio si aspira a elevar los niveles de rentabilidad", comenta el gerente de una de las grandes compañías de servicios. También deberá trabajar en materia de seguridad dentro de los yacimientos, para lo cual Galuccio ya presentó programas que van en esa dirección en Neuquén y Mendoza.
8|Incrementar la oferta de combustibles
Si bien la primera mitad del año arrojó marcados síntomas de desaceleración en la economía, la demanda de naftas en surtidores no se ha ralentizado. Todo lo contrario; aunque el consumo de gasoil descendió un 3,9% por los efectos de la sequía sobre la cosecha del agro, el de naftas trepó un 9,1% entre enero y junio, según datos de la Secretaría de Energía. El CEO de YPF cuantificó en u$s 6000 millones las inversiones que precisan las refinerías para poder correr al ritmo en que se expande la demanda en las estaciones de servicio.
9|Evitar asociaciones relacionadas con intereses políticos
Hasta ahora, la única alianza que tejió YPF desde su renacionalización fue con PDVSA, la petrolera estatal de Venezuela. Aunque la compañía caribeña es un actor de peso en la industria internacional, su vinculación -para avanzar en la explotación conjunta de la Faja del Orinoco y de "oportunidades en las cuencas argentinas", tal como se anunció oficialmente- responde más a la buena relación entre los gobiernos de Cristina Kirchner y Hugo Chávez que a proyectos petroleros específicos. Galuccio deberá forjar joint ventures o asociaciones con empresas que, además de inyectar capitales para financiar planes de perforación, aporten tecnología y know how para desarrollar los yacimientos locales, en especial los no convencionales.
10|Recuperar la identidad nacional
Aunque funcionó durante 14 años bajo control de la española Repsol, YPF mantuvo una fuerte ligazón en el imaginario social como una empresa de bandera argentina. El desafío de Galuccio será reconstruir esa "identidad nacional" que caracterizó a la petrolera durante décadas hasta mediados de los '90 y relanzarla en el espectro regional e internacional. z we