Optimista nato, el empresario Eduardo Costantini, referente en el mundo del real estate, uno de los sectores más afectados por el cepo cambiario - con una caída acumulada en las ventas de las unidades usadas de hasta 70% en la Capital Federal-, siempre mira a la mitad del vaso lleno. Y esta no es la excepción. Si bien reconoce que no es el mejor momento para la macro, anticipa un año sin demasiados cambios respecto al 2012. "El nivel de crecimiento será parecido. Podrán haber uno o dos puntos de diferencia. En el sector habrá un importante crecimiento en el costo de construcción como sucedió en 2012. Respecto a la demanda, ha disminuido significativamente pero no se interrumpirá. Vamos a poder seguir haciendo cosas pero a un ritmo menor. Respecto a los precios, la verdad es que es muy difícil hacer un pronóstico de lo que puede pasar pero si tengo que arriesgar creo que no van a bajar más en dólares, incluso puede haber una pequeña suba. Lo digo con un nivel de incertidumbre no lo aseguro", anticipa.

l ¿Le preocupa la incertidumbre macro?

- En materia de política económica hay cambios favorables como la reapertura del canje. Otro punto a favor es la flexibilidad que empieza a mostrar el Gobierno en política energética tratando que YPF acuerde con inversores para poner en valor las reservas descubiertas. También hay un aumento reconocido en el sector eléctrico. Hay una dinámica diferente a la de hace seis meses, un año atrás. Hay una situación de riesgo pero no la expectativa de una crisis terminal de hace tres meses atrás. No puedo prever que pasará este año pero no se está tirando al país por la ventana.

l ¿Qué le pareció la reacción del Gobierno en el frustrado 7D?

- Más allá de los discursos oficiales, el Gobierno pasó el 7D y respetó el fallo, la autoridad de otro poder. Uno puede no estar de acuerdo con el tenor de alguna declaración, pero tampoco se puede obviar que se ha respetado la autoridad del Poder Judicial.

l ¿Cómo se generan negocios en un contexto con tanta incertidumbre?

- Nosotros pensamos a largo plazo. Lo que uno puede hacer es agregar valor al proyecto y tener una estrategia financiera que vaya de acuerdo a esa incertidumbre. Esto es, tener que estar blindado financieramente en caso de una situación indeseable. Esas son las reglas de juego. Entonces construimos valor, nos diferenciamos en la calidad de la propuesta y acompañamos esa realidad. Las ciudades pueblos son proyectos a 20 ó 30 años, con lo cual es imposible prever la dinámica de la macro. Compramos Nordelta a fines de 1997, pasamos por varias crisis argentinas y no sé cuántos presidentes. Tuvimos dos años que no vendimos nada y sólo administramos problemas porque parte de los propietarios no podían pagar en dólares y teníamos siete barrios construyéndose entre el 2000 y el 2001. Hasta que en el 2003, 2004 comenzaron las ventas en forma escalonada y después vino la crisis del 2007 y 2008. Ese último año, compramos Puertos del Lago, un proyecto de 1350 hectáreas ubicado en Escobar que es Nordelta con 12 años de actualización. Lo lanzamos una semana antes de que falleciera Néstor Kirchner e igual vendimos en tiempo récord los tres primeros barrios lanzamientos, y en marzo los otros dos.

l ¿Cómo influye la crisis internacional?

- Hoy Europa camina sobre huevos, hay una gran incertidumbre y nosotros en medio de la crisis mundial generamos un récord de ventas en la Florida uno de los Estados mas afectados por la crisis inmobiliaria. Pusimos en venta las dos terceras parte del edificio que construímos en Key Biscayne, y en 70 días vendimos u$s 420 millones. Lo importante es ser consistente. Uno no maneja la macro y lo que tiene que tratar es de tener una propuesta que la pueda sostener en términos financieros, en estructura de costos, y mantener una línea. A veces tendrás viento de cola, otras no.

El mago del ladrillo

Desembarcó en Miami cuando todos querían huir. Y como si fuera poco, se atrevió a colocar a u$s 15.000 el metro cuadrado con récord de ventas, en un mercado que incitaba al remate . En pleno 2008 pagó u$s 80 millones en efectivo -incluyendo la demolición- por cuatro hectáreas en Key Biscayne en las que construye un proyecto residencial. Además, en 2012, adquirió otra tierra en el estado de La Florida, en la zona de Bal Harbour

l Hoy ninguno de sus colegas está realizando apuestas fuertes, ¿su estrategia es casi opuesta a la de ellos?

- Siempre apuesto a ubicaciones superlativas. Hicimos algunas ofertas en San Pablo, y en Nueva York hasta que en 2008 encontramos una tierra única en Key Biscayne, cuatro hectáreas con 150 metros de frente a la costa. La tierra tenía permisos logrados y estamos construyendo un edificio único con 142 unidades que generarán ventas por u$s 600 millones. Y sin que Consultatio sea reconocida en el exterior, logramos ventas récord, incluso suspendimos la construcción del sale center en el que habíamos trabajado durante meses. El año pasado adquirimos dos hectáreas en Bal Harbour por las que pagamos u$s 220 millones. Construiremos un edificio de 27 pisos que generará u$s 1000 millones en ventas. Mire la compra que hicimos usted me puede decir qué certidumbre tiene sobre la economía mundial. La verdad es que ninguna, pero si uno va por tener cero riesgo no se puede invertir. En la Argentina, además de Nordelta y Puertos del Lago en el que estamos destinando u$s 110 millones en cinco barrios; trabajamos en una torre corporativa en la que destinaremos u$s 150 millones ubicada en la que para mi es la mejor ubicación de la ciudad en Alem y Córdoba, Catalinas. Nunca compre un inmueble terminado. Soy un desarrollador nato.

l Pero, reconoce una crisis en el sector

- Hay una disminución importante de la actividad pero no una crisis terminal como en el 2000.

l ¿La compara con alguna otra crisis que haya vivido el sector?

- La economía está viviendo una situación única en la Argentina. Hay un cambio estructural. La percepción de riesgo es alto pero a su vez hay recursos. Antes no era así. Cuando en la Argentina había una crisis, se producía por falta de dólares y ahí se generaba una maxidevaluación. Esta situación cambió . No hay crisis terminales, por eso se siguen generando operaciones.

l ¿Le preocupa el aumento de los costos?

- Por supuesto. Hay que manejarse en un contexto con aumentos continuos de costos. Uno tiene que vender previendo eso y actualizando las cuotas del que te paga, hasta ahora lo estábamos haciendo con una tasa de interés baja, del 15 por ciento.

l Pero no cubre el 25 por ciento de suba anual de los costos

- Eso lo tenemos previsto en el precio inicial de venta, cobramos el 30 por ciento al contado y el 70 por ciento a dos años. Tenemos una pérdida contra el avance de costos pero la compensamos con el precio inicial, no es el ideal pero

l La sensación es que ve negocios en donde nadie los ve.

- No es necesariamente una cuestión de timming. Es la calidad y construcción de la propuesta lo que yo le ofrezco a la gente. Si es una oficina, es la mejor de Buenos Aires. Eso me ayuda, son propuestas únicas versus otras. En Miami vendemos a u$s 15.000 el metro en un mercado con opciones de u$s 4000. Siempre compro lo mejor. Dicen, Costantini pagó el precio máximo por una obra. Y sí, pero hoy cotizan diez veces más caras. Pagas más porque es mejor. Es decir, al final resulta barato.

l ¿Y cierran al negocio las altas incidencias de las mejores ubicaciones?

- Las incidencias no juegan. Son más altas pero como el costo de construcción es el mismo sobre el precio final, la variación tal vez es 15 por ciento, pero el precio de venta es el doble.

l ¿Le quitó el sueño algún negocio?

- Muchos, pero no un negocio sino el tema de los permisos, que es un factor importantísimo. Ese riesgo es tan importante como la macro, los dos se necesitan.

l ¿Alguna vez dijo en qué me metí...?- Sí, mismo en Miami. Al principio tuve muchos problemas con los permisos, pensé que no salían. Siempre ocurren cosas impredecibles, indeseadas y la pasas mal, tenés que tratar de prepararte para eso, tratar de verlo con filosofía.

l ¿Qué siente cada vez que entra en Nordelta, en qué piensa, alimenta su ego?

- Pienso en jugar al golf con mis amigos y pienso en cómo le voy a pegar. No me alimenta el ego porque todos somos muy limitados. Además está la muerte. Todos nos vamos a morir. Ser omnipotente es ser bobo. No quiero ser el desarrollador más grande; solo me importa la calidad de la propuesta. z we