Mientras caen las proyecciones de crecimiento económico en Brasil, las estimativas sobre la inflación no paran de subir, un escenario que sugiere un mercado desafinado y sumergido en contradicciones.

Pero en la práctica, el antagonismo de las estadísticas muestra que está en curso una revisión del escenario, como consecuencia del empeoramiento en la relación entre crecimiento e inflación. Se trata de un deterioro global, que se aplica a las economías emergentes y a las desarrolladas, pero hay una peculiaridad con respecto a Brasil. En tres meses, el mercado financiero se dividió, ganó más pesimistas y más optimistas.

Para algunos, el PBI se expandirá 3% este año; para otros 6,15%. A finales de diciembre, los extremos eran 3,40% y 5,20%. La proyección para el ndice Nacional de Precios al Consumidor Amplio en 2011 oscila en un intervalo más estrecho, entre una mínima de 5,13% a una máxima de 6,91%. Las estimaciones promedio de suba del PBI e inflación oficial para este año son, respectivamente, 4,03% y 5,88%, según el Boletín Focus, que divulga semanalmente el Banco Central (BC).

Para Octavio de Barros, director del departamento de investigación y estudios económicos de Bradesco, si existe un descompás entre la revisión para abajo del PBI y las expectativas de inflación de 2011, se relaciona con los shocks de oferta vigentes. El economista explicó que no tendría sentido ver a la actividad desacelerando y a la inflación subiendo, si no fuera por esos shocks. El director del Bradesco señaló que la convergencia entre las expectativas de inflación en un nivel más bajo y más compatible con el enfriamiento del PBI no sucedió todavía, porque la inflación corriente gobierna las expectativas.

Eso está comprobado. La inflación de productos de alimentos in natura, etanol y vestuario (algodón presionando) afecta el índice lleno y las expectativas en este momento. Curioso es lo que veremos a mediados de año, cuando la inflación acumulada en 12 meses estará cargada (por la salida del cálculo de tres meses de inflación cero), mientras la inflación corriente estará rodando moderadamente. Para julio, por ejemplo, estamos proyectando un IPCA de 0,28%. Es decir, que muy posiblemente prevalecerá sobre las expectativas el efecto de inflación corriente, y no la inflación pasada, afirmó Barros.

Caio Megale, economista de Itaú Unibanco, pondera que la dispersión relativamente elevada de las expectativas de crecimiento se debe a dos cuestiones. La primera, es el hecho de que estamos en momento de cambio de ciclo económico, de un período de aceleración elevada para una desaceleración. En momentos como ese, las proyecciones son normalmente más dispares (es cuando aparece la tradicional discusión hard landing o soft landing). El escenario se mantiene dudoso con los shocks recientes (petróleo, Japón), dijo Megale.

La segunda cuestión es particular de este ciclo: por un lado, el BC viene utilizando las medidas macroprudenciales, cuyos efectos son menos estudiados y menos frecuentes en la historia, y en consecuencia, de difícil previsión. Por otro, el gobierno promete un ajuste fiscal arrojado, siendo que la presidenta Dilma Rousseff y el ministro de Hacienda, Guido Mantega, tienen una historia de defensa de las expansiones fiscales. Por eso, los analistas siguen dudando sobre si ese ajuste se implementará, explicó.

Con respecto a la proyección para el IPCA en 2011, Megale dijo que es menos dispersa, porque se conoce una parte del año (al contrario del PBI, que sale con un desfasaje mayor). Además, la desaceleración tiende a afectar la economía con desfasaje, por lo que el PBI de este año afecta más al IPCA de 2012. Pero considerando el elevado uso de factores de producción empleo y capacidad, un PBI de 3% no parece tan inconsistente con un IPCA de cerca de 5%, evalúa el economista del Itaú.

Tatiana Pinheiro, economista del Santander, no ve contradicción entre las proyecciones del PBI e inflación para este año. Las proyecciones están conversando entre sí. El mercado proyecta inflación resistente y actividad económica desacelerándose, pero no tanto.

En 2011, la expansión será muy cercana del PBI potencial, que para el Santander varía de 1% a 1,1% a cada trimestre. Si la economía avanza en el potencial, o poco por debajo (4% o 3,7% al año), no hay razón para que la inflación se desacelere, lo que ocurriría sólo con una caída del PBI por debajo del potencial, explicó Pinheiro, que destacó, sobre la resistencia inflacionaria, el hecho de que Brasil tenga una carga de indexación de contratos nada trivial.