

En un contexto global marcado por tensiones geopolíticas y conflictos armados, Estados Unidos espera sumar al inventario de su Fuerza Aérea una nueva aeronave "invisible" diseñada con el fin de destruir a cualquier enemigo y realizar ataques de gran precisión incluso en los entornos más desafiantes.
Este equipo actualmente en desarrollo fue denominado Northrop Grumman B-21 Raider y combina diversas tecnologías de vanguardia que lo posicionarán como una pieza clave para el país en materia de seguridad internacional.
El avión de guerra invisible que está desarrollando Estados Unidos
Esta nueva pieza es calificada por su fabricante como "el futuro del poder aéreo de Estados Unidos". Con un diseño que busca poder realizar ataques a defensas duras, la B-21 Rider se posicionará como el primer avión de sexta generación a nivel mundial.
Thomas Bussiere, comandante de Ataque Global de la Fuerza Aérea señaló que esta aeronave " fue desarrollada con una mentalidad de letalidad de combate, mano a mano con los ingenieros, profesionales de adquisiciones y profesionales de la industria que sabían cómo desarrollar una capacidad tan exquisita".
Para cumplir con su fin de operar en entornos de gran amenaza, cuenta con un diseño diferencial donde el fuselaje y las alas se unen, eliminando estabilizadores horizontales y verticales, lo que contribuye a un fin prioritario durante su desarrollo: lograr sigilo absoluto.

Por qué el avión de guerra que está desarrollando Estados Unidos es "invisible"
El equipo está diseñado con los materiales absorbentes de radar más avanzados en el mercado. Esto permite que, en lugar de que la energía del radar rebote de forma ordenada -y pueda detectarse fácilmente-, se convierta en calor o se disperse en múltiples direcciones débiles, reduciendo su señal de vuelta.
El B-21 no solo apuesta por la discreción frente al radar, sino que también incorporará sistemas para volverse menos visible al calor. Para lograrlo, sus motores se incrustan dentro del fuselaje, lo que permite reducir el rastro técnico. Además, incorpora boquillas de escape capaces de enfriar los gases antes de salir. Esta combinación reduce la probabilidad de que sensores y misiles guiados por infrarrojo logren detectarlo y fijarlo como objetivo.
En cuanto a las comunicaciones que utiliza, serán de tipo LPI (Low Probability of Intercept, o baja probabilidad de intercepción), que permiten un intercambio de información sumamente seguro.










