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Un reciente descubrimiento en los campos auríferos de Australia Occidental volvió a poner el foco en la biodiversidad que permanece oculta. Un equipo de investigadores identificó una nueva especie de abeja con una particularidad que llamó la atención de inmediato: unos pequeños cuernos en su cabeza, que llevaron a bautizarla como la “abeja Lucifer”.

Este hallazgo confirma que, pese a décadas de exploración científica, todavía existe un enorme universo natural por describir. Se estima que en el planeta habitan 8,7 millones de especies, pero solo se ha registrado cerca del 14%.

La flor en peligro de extinción que llevó al descubrimiento

El equipo científico se encontraba estudiando una planta silvestre amenazada que solo crece en la región de Bremer Range. Fue allí donde Kit Prendergast, investigadora de la Universidad de Curtin, notó algo inusual: una abeja que visitaba tanto esta flor rara como un eucalipto mallee cercano.

Intrigada por su comportamiento y morfología, Prendergast inició un análisis detallado. Para confirmar si se trataba de una especie inédita, el equipo recurrió al “código de barras del ADN”, una técnica que compara secuencias genéticas con bases de datos internacionales. El resultado fue contundente: no coincidía con ninguna abeja conocida.

Una relación simbiótica que podría estar en riesgo

Uno de los aspectos más relevantes del hallazgo es la estrecha relación entre la nueva abeja y la flor en peligro de extinción que motivó el estudio. Esta dependencia sugiere que ambas especies enfrentan amenazas comunes, especialmente por la expansión minera en la zona y los efectos del cambio climático.

Prendergast advierte que muchas compañías extractivas no realizan estudios previos sobre abejas nativas. Esto implica que especies no descritas podrían desaparecer sin ser detectadas, incluyendo aquellas que cumplen funciones esenciales en la polinización de plantas únicas de la región.

La importancia de los polinizadores olvidados

La pérdida de estos insectos puede alterar profundamente los ecosistemas locales. Al desaparecer un polinizador específico, también se compromete la supervivencia de plantas endémicas, afectando cadenas completas de flora y fauna.

El contexto global refuerza la preocupación: según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), más de 48.000 especies están actualmente en peligro de extinción. Su directora general, Grethel Aguilar, advirtió que el cambio climático “está amenazando la diversidad de vida que alberga nuestro planeta” y remarcó la urgencia de actuar frente a la crisis climática y la pérdida de biodiversidad.