La Fuerza Aérea de Estados Unidos avanza en el desarrollo de la Next Generation Penetrator (NGP), una nueva bomba rompebúnkeres que promete superar las capacidades de la famosa Massive Ordnance Penetrator (MOP) GBU-57/B, hasta ahora considerada la más destructiva de su tipo.
El proyecto está en manos de Applied Research Associates (ARA), que trabajará en conjunto con Boeing para diseñar y fabricar esta arma de última generación. El contrato, de 24 meses de duración, fue otorgado por la Dirección de Municiones del Centro de Gestión del Ciclo de Vida de la Fuerza Aérea (AFLCMC) en la Base Aérea Eglin, Florida.
Estados Unidos prepara la bomba definitiva
La NGP busca convertirse en el arma definitiva contra instalaciones subterráneas de gran profundidad, como las que han puesto en jaque a la seguridad nacional de Estados Unidos en los últimos años. Según el pliego de licitación, la bomba deberá pesar menos de 22.000 libras y tendrá capacidad de causar efectos combinados de explosión, fragmentación y penetración.
Además, se exigió un nivel de precisión sin precedentes: impactar a menos de 2,2 metros del blanco en el 90% de los casos, incluso en entornos donde el GPS esté degradado o anulado. Esto representaría un salto tecnológico frente a las actuales municiones JDAM, cuyo margen de error aumenta significativamente sin asistencia satelital.
Cuáles son los bombarderos que podrán usarla
Actualmente, el B-2 Spirit es el único avión capaz de transportar la MOP, con un máximo de dos bombas por salida. El nuevo B-21 Raider, de menor tamaño, podría cargar una sola unidad. Si la NGP cumple con las expectativas, ambos bombarderos estarán preparados para integrarla en sus arsenales.
La cooperación entre ARA y Boeing será clave: mientras la primera liderará el diseño de la ojiva penetrante, Boeing se encargará de desarrollar el kit de cola y garantizar la integración completa con los sistemas de guía.
Cómo surgió el proyecto: la operación que despertó el interés
El interés en esta nueva bomba creció tras la polémica Operación Martillo de Medianoche, cuando bombarderos B-2 lanzaron 12 MOP sobre la planta nuclear de Fordow en Irán. Aunque la operación logró impactar los objetivos, se puso en evidencia la necesidad de contar con armas más compactas, precisas y potentes para futuros escenarios.
Con la NGP, la Fuerza Aérea busca no solo aumentar la capacidad destructiva, sino también reducir el número de aeronaves necesarias en operaciones estratégicas, un factor clave en conflictos de alta intensidad.