Tras la muerte del papa Francisco, una figura poco conocida por el público general quedó a cargo del Vaticano. Se trata del camarlengo, el funcionario que asume el control temporal de la Iglesia católica hasta que se elija un nuevo papa.
Entre sus tareas están confirmar oficialmente la muerte del pontífice, custodiar los bienes de la Santa Sede y organizar el proceso en el que los cardenales votarán para elegir al sucesor. Durante ese tiempo, el camarlengo es la máxima autoridad administrativa del Vaticano.
El actual titular de ese cargo nació fuera de Italia, pasó gran parte de su vida en Estados Unidos y, por su trayectoria, muchos lo consideran posible candidato a convertirse en el próximo papa.
¿Quién es el estadounidense que lidera el Vaticano?
Se llama Kevin Farrell. Nació en Dublín en 1947, pero se convirtió en ciudadano estadounidense y desarrolló casi toda su carrera religiosa en ese país. Estudió en universidades de España y Roma, fue ordenado sacerdote en 1978 y comenzó su camino como capellán en México.
A mediados de los años 80 se trasladó a Estados Unidos, donde trabajó en la Arquidiócesis de Washington. Ocupó diversos cargos: fue director de organizaciones caritativas, asesor financiero y, en 2001, fue nombrado obispo auxiliar por el entonces papa Juan Pablo II. Luego, fue obispo de Dallas durante diez años.
Su vínculo directo con el Vaticano comenzó en 2016, cuando el papa Francisco lo eligió para dirigir uno de los organismos más nuevos de la Iglesia. Ese mismo año fue nombrado cardenal y, en 2019, asumió como camarlengo, es decir, como el responsable de la Iglesia en caso de fallecimiento del papa.
¿Puede convertirse en el primer papa de Estados Unidos?
Aunque el cargo de camarlengo no garantiza que quien lo ocupa sea elegido papa, sí lo coloca en una posición muy visible durante el período de transición. Farrell, además, cuenta con una larga trayectoria dentro y fuera del Vaticano y una imagen sólida entre sus pares.
Históricamente, solo dos personas que fueron camarlengos llegaron a ser papa. Y nunca en la historia hubo un pontífice nacido en Irlanda o en Estados Unidos. Si Farrell fuera elegido, rompería ambos precedentes.
En su carrera también enfrentó situaciones polémicas. Vivió con el ex cardenal McCarrick -expulsado por abusos- y fue criticado por cancelar un evento de mujeres dentro del Vaticano. Sin embargo, ha expresado públicamente que la Iglesia debe mostrar compasión hacia todos, sin dejar de seguir sus reglas.