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Una transformación silenciosa hace crecer la que algunos consideran una de las crisis más importantes de la historia y está afectando a millones de personas en todo el mundo, sin distinción de país o nivel económico.

Cada vez más personas enfrentan dificultades para alcanzar un objetivo vital: formar la familia que desean. Este cambio se da tanto en sociedades desarrolladas como en regiones de menores ingresos, y sus efectos ya son visibles.

Un nuevo estudio internacional conducido por la Organización de Naciones Unidas revela que esta pérdida no es simbólica: implica la renuncia forzada a uno de los proyectos más valorados por buena parte de la humanidad.

¿Cuál es la peor crisis que enfrenta hoy la humanidad?

Según datos recientes de las Naciones Unidas, millones de personas no podrán tener la cantidad de hijos que desean. Esta situación, considerada una de las crisis más profundas de nuestra era, impacta tanto en la vida personal como en la estabilidad social futura.

El relevamiento, realizado en 14 países que reúnen más de un tercio de la población global, muestra que:

  • El 18% de quienes están en edad reproductiva no espera alcanzar su ideal de familia.
  • Solo el 38% de los mayores de 50 años logró tener los hijos que quería.
  • Un 31% de las personas terminó con menos hijos de los que deseaba.

La crisis ya se refleja en las cifras: más de la mitad de los países tienen tasas de fertilidad por debajo del nivel de reemplazo, lo que genera preocupación sobre el futuro demográfico.

¿Por qué millones no podrán tener los hijos que desean?

Las causas de esta crisis son múltiples, pero comparten un denominador común: el contexto económico y social impide a muchas personas concretar su deseo de ser madres o padres.

Las barreras más comunes

  • Altos costos de crianza, señalados como principal obstáculo.
  • Inseguridad laboral, que limita la planificación a largo plazo.
  • Problemas para acceder a una vivienda, especialmente en grandes ciudades.
  • Dificultades médicas o infertilidad, sin recursos para tratarlas.
  • Ausencia de pareja estable o compatible, frecuente en entornos urbanos.

La respuesta a esta crisis, según coinciden los especialistas, pasa por ofrecer condiciones reales para que cada persona pueda decidir cuándo y cuántos hijos tener.