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La gigante energética Chevron anunció el cese total de sus operaciones en Venezuela, cumpliendo con las sanciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos. La medida, que impacta de lleno en la industria petrolera del país sudamericano, también generó repercusiones en los mercados internacionales y sacudió la estrategia energética de la Casa Blanca.

Chevron dejó de producir petróleo en este país

Este miércoles, Chevron confirmó oficialmente que detiene su producción petrolera en Venezuela, luego de que expirara su licencia especial de operación, otorgada por el gobierno estadounidense en 2022. La decisión obedece al endurecimiento de las sanciones aplicadas a la industria petrolera venezolana.

Juanmonino

"La presencia de Chevron en Venezuela cumple con todas las leyes y reglamentos aplicables, incluido el marco de sanciones previsto por el gobierno de Estados Unidos", informó la compañía en un comunicado.

La licencia, que permitía una operación limitada, fue revocada por decisión del expresidente Donald Trump a finales de febrero. La vocera del Departamento de Estado, Tammy Bruce, confirmó que no habrá prórroga: "Expirará a las 11:59 de esta noche", declaró el martes.

El impacto: paralización de operaciones y cierre masivo de gasolineras asociadas

Con el cese de actividades en Venezuela, miles de estaciones de servicio y gasolineras asociadas a Chevron enfrentan cierres o suspensión de operaciones en todo el país. Aunque algunas continuarán funcionando con inventario remanente, la falta de nuevos suministros amenaza con un colapso del sistema de distribución de combustible en varios estados.

Esta situación agudiza la ya frágil situación energética venezolana, que atraviesa una década de crisis por falta de inversión, sanciones internacionales y deterioro de la infraestructura petrolera.

¿Qué sigue para el petróleo venezolano sin Chevron?

La salida de Chevron representa una nueva etapa de aislamiento energético para Venezuela. Con pocas empresas internacionales dispuestas a operar bajo sanciones, el país depende cada vez más de alianzas con Irán, Rusia y China para mantener niveles mínimos de producción.

Por su parte, el gobierno de Maduro continúa promoviendo inversiones extranjeras, pero la falta de condiciones jurídicas y políticas confiables frena cualquier reactivación real del sector.