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La taquicardia es una condición médica caracterizada por un aumento anormal de la frecuencia cardíaca, que supera las 100 pulsaciones por minuto en reposo, según explica Mayo Clinic. Este trastorno puede ser causado por diversos factores, incluyendo el estrés, la fiebre, el ejercicio intenso o problemas cardíacos subyacentes.

Existen diferentes tipos de taquicardia, como la taquicardia supraventricular y la taquicardia ventricular, cada una con sus propias causas y tratamientos. Es importante consultar a un médico si se experimentan síntomas como palpitaciones, mareos o dolor en el pecho, ya que pueden indicar una afección más grave.

¿Cuáles son los síntomas de la taquicardia?

Los síntomas de taquicardia incluyen:

  • Sensación de latidos cardíacos acelerados y fuertes, o de golpeteo en el pecho (palpitaciones)
  • Dolor en el pecho
  • Desmayos (síncope)
  • Aturdimiento
  • Pulso acelerado
  • Falta de aire

Algunas personas con taquicardia no tienen síntomas. La afección puede descubrirse cuando se hacen pruebas cardíacas o exámenes físicos por otros motivos.

¿Cómo saber si una persona tiene taquicardia?

El diagnóstico de taquicardia comienza con un examen físico y una serie de preguntas que el proveedor de atención médica realiza sobre los síntomas, hábitos de salud y antecedentes médicos del paciente. Esta información inicial es crucial para entender la situación del paciente y determinar los pasos a seguir.

Para confirmar el diagnóstico, se pueden realizar diversas pruebas, como un electrocardiograma, que mide la actividad eléctrica del corazón, o un monitor Holter, que registra la frecuencia cardíaca durante un período prolongado. Otras pruebas, como ecocardiogramas y radiografías de tórax, también pueden ser utilizadas para identificar problemas subyacentes que contribuyan a la taquicardia.

¿Cómo tratar la taquicardia?

Para tratar la taquicardia, es fundamental disminuir la frecuencia cardíaca rápida y prevenir futuros episodios. Esto puede lograrse mediante maniobras vagales, que incluyen toser o aplicar una compresa de hielo en el rostro, así como con medicamentos que ayuden a restablecer el ritmo cardíaco. En casos más severos, se puede recurrir a la cardioversión, un procedimiento que utiliza descargas eléctricas para normalizar los latidos del corazón.

La prevención de futuros episodios de taquicardia implica el uso de medicamentos que controlen la frecuencia cardíaca y restauren un ritmo normal. También se pueden considerar procedimientos como la ablación con catéter, que crea cicatrices en el corazón para bloquear señales eléctricas irregulares. En algunos casos, se puede implantar un marcapasos o un desfibrilador cardioversor implantable para monitorear y regular el ritmo cardíaco.

Además, existen técnicas quirúrgicas, como la técnica del laberinto, que crean un patrón de tejido cicatricial en el corazón para bloquear señales eléctricas anormales. En situaciones donde otros tratamientos no son efectivos, puede ser necesaria una cirugía a corazón abierto para eliminar vías eléctricas adicionales que causan taquicardia. Estas opciones permiten un enfoque integral para manejar y prevenir la taquicardia.