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Un pequeño fósil hallado en Alemania, conservado en manos privadas por décadas y finalmente expuesto en el Field Museum de Chicago, está revolucionando el estudio de la evolución de las aves.

Se trata del Chicago Archaeopteryx, la versión más pequeña y completa jamás registrada de esta especie clave que conecta a los dinosaurios con las aves modernas; tal como lo anticipo Charles Darwin con sus teorías sobre la evolución de estas especies.

El eslabón perdido que aún tiene mucho por contar

Descubierto en las legendarias calizas de Solnhofen, en Alemania -donde se hallaron todos los ejemplares conocidos de Archaeopteryx-, este fósil permaneció fuera del alcance de la ciencia hasta 2022.

Fue entonces cuando llegó al Field Museum gracias a un esfuerzo conjunto de entusiastas y expertos, marcando el inicio de un trabajo de investigación sin precedentes.

Con apenas el tamaño de una paloma, el fósil sorprendió a los científicos no solo por su diminuto porte, sino por su extraordinario nivel de preservación.

La paleontóloga Jingmai O'Connor, curadora del museo y autora principal del estudio publicado en la revista Nature, explicó que la preparación del espécimen requirió más de un año de trabajo minucioso con luz ultravioleta y escaneos por tomografía computada.

Revelan detalles nunca antes vistos

Gracias a la tecnología, los científicos pudieron determinar con precisión milimétrica la ubicación de los huesos dentro de la roca, evitando dañar el fósil durante su extracción. La fluorescencia de los tejidos blandos bajo luz UV permitió además conservar estructuras imposibles de ver a simple vista.

El resultado: la imagen más detallada hasta la fecha de un Archaeopteryx, incluyendo sus alas, cráneo, extremidades y, por primera vez, las plumas llamadas "terciales", claves en la evolución del vuelo.

¿Podía volar el Archaeopteryx?

Una de las grandes preguntas sobre esta criatura es si realmente podía volar. Aunque no fue el primer dinosaurio con plumas, el nuevo estudio sostiene que Archaeopteryx fue probablemente el primero en aprovecharlas para volar de verdad.

¿La prueba? Su húmero (hueso del brazo) era largo, lo que podría haber creado un hueco en el ala perjudicial para el vuelo. Sin embargo, esta versión del fósil muestra plumas terciarias extendidas que cubrían esa zona, permitiéndole generar el impulso necesario para despegar.

"Nuestro ejemplar es el primero donde se conservan estas plumas largas, algo que no está presente en sus parientes dinosaurios no aviares", señaló O'Connor. Esto refuerza la idea de que Archaeopteryx fue una de las primeras criaturas en alzar vuelo y que, posiblemente, la capacidad de volar evolucionó más de una vez en los dinosaurios.

Un fósil, muchas respuestas y nuevas preguntas

Además del vuelo, el estudio arrojó pistas sobre cómo caminaba esta criatura -posiblemente sobre el suelo y trepando árboles- y sobre la evolución del cráneo móvil que hoy caracteriza a las aves. Todo esto a partir de un fósil descubierto hace más de 160 años, pero que recién ahora muestra todo su potencial científico.

"Este es solo el comienzo. Estamos aprendiendo cosas nuevas de casi cada parte del cuerpo que se preservó", concluyó O'Connor.