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El debate sobre el mejor momento para bañarse lleva años instalado entre especialistas y en la vida cotidiana: de noche para relajarse o al despertar para comenzar el día con energía.

Aunque a simple vista parece una cuestión de costumbre, detrás hay argumentos científicos que analizan el impacto de esta rutina en la salud, la higiene y hasta en la calidad del descanso. La evidencia disponible permite responder, con datos, cuál es el mejor tipo de rutina.

¿Qué dice la ciencia sobre bañarse antes de dormir?

Bañarse de noche elimina suciedad, sudor y alérgenos acumulados durante el día, evitando que pasen a las sábanas. Esto puede favorecer un descanso más limpio y reducir molestias para personas con alergias.

El problema es que el cuerpo sigue transpirando mientras dormimos. Ese sudor alimenta bacterias que generan mal olor y, si la ropa de cama no se lava con frecuencia, anula gran parte del efecto del baño nocturno.

¿Por qué la ducha matutina puede ser la mejor opción?

Una ducha al despertar elimina restos de sudor, bacterias y células muertas acumuladas en la noche, dejando al cuerpo más limpio antes de ponerse ropa fresca. Esto ayuda a mantenerse con mejor olor durante toda la jornada.

Los especialistas subrayan que, además de elegir la mañana como el mejor momento para bañarse, es clave lavar las sábanas y fundas de almohada al menos una vez por semana para mantener la higiene completa.