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Un grupo internacional de científicos logró un avance sin precedentes en la lucha contra el alzhéimer, al demostrar que modular la barrera hematoencefálica -y no atacar directamente las neuronas- puede revertir los efectos de la enfermedad.

El experimento, liderado por el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) junto al Hospital West China de la Universidad de Sichuan, consiguió en modelos animales la eliminación de placas de amiloide beta y una recuperación completa de la función cognitiva mediante el uso de nanopartículas diseñadas para actuar sobre la vasculatura cerebral.

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Según explican los investigadores, bastaron tres inyecciones de estas nanopartículas para restablecer el funcionamiento natural del cerebro, sin necesidad de fármacos tradicionales. A diferencia de los tratamientos actuales, estas partículas no transportan medicamentos, sino que actúan como agentes bioactivos, capaces de reactivar el sistema de eliminación de toxinas del organismo.

"Creamos una nanopartícula que actúa sobre la vasculatura cerebral, responsable de nutrir el cerebro y eliminar las sustancias dañinas", explicó Giuseppe Battaglia, investigador principal del IBEC y profesor ICREA. "Tras una sola dosis, observamos una reducción del 50% en los niveles de proteína beta amiloide, y luego de tres inyecciones, logramos revertir por completo la progresión de la enfermedad en ratones, con efectos equivalentes a dos décadas humanas", señaló el científico.

El equipo también observó que los animales tratados recuperaron su comportamiento normal, manteniendo la mejora incluso meses después del tratamiento. Para Lorena Ruiz Pérez, investigadora del IBEC y profesora de la Universidad de Barcelona, los resultados "son muy prometedores, ya que una hora después de la primera inyección la acumulación de amiloide se redujo entre un 50 y 60%, y tras la tercera dosis, los animales mostraron una recuperación cognitiva duradera comparable a la de un cerebro sano".

El punto clave del estudio: la barrera hematoencefálica

El estudio, publicado en la revista Signal Transduction and Targeted Therapy, se centra en la barrera hematoencefálica, una estructura que separa el cerebro del torrente sanguíneo y que impide el paso de toxinas. En pacientes con alzhéimer, esta barrera pierde su eficacia, lo que provoca la acumulación de proteína beta amiloide y el consiguiente daño neuronal.

El nuevo enfoque propone restaurar el equilibrio del sistema vascular, logrando que el propio cerebro elimine las sustancias tóxicas. "Creemos que nuestras nanopartículas activan un mecanismo de retroalimentación que devuelve a la barrera hematoencefálica su función normal, permitiendo eliminar la beta amiloide y otras moléculas dañinas", explicó Battaglia.

Ingeniería molecular al servicio de la neurociencia

Las nanopartículas fueron diseñadas mediante un enfoque de ingeniería molecular de precisión, que permite controlar su tamaño, forma y la cantidad de ligandos que se adhieren a su superficie. Esta estructura les permite interactuar con los receptores celulares del cerebro y modular su actividad, algo que hasta ahora era imposible lograr con terapias convencionales.

Gracias a este método, el equipo consiguió restaurar la comunicación entre las células cerebrales y reducir el daño vascular, un avance que podría abrir la puerta a nuevas terapias para enfermedades neurodegenerativas.

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Este hallazgo redefine la forma de abordar el alzhéimer, una enfermedad que afecta a más de 50 millones de personas en el mundo y que, hasta ahora, no tenía cura definitiva. Los científicos confían en que este descubrimiento sea la base para desarrollar tratamientos seguros, duraderos y sin efectos secundarios.

"Estamos ante una nueva generación de fármacos supramoleculares que no solo alivian los síntomas, sino que restablecen el equilibrio natural del cerebro", concluyó Battaglia. El próximo paso será llevar esta tecnología a ensayos clínicos en humanos, una etapa decisiva para confirmar su eficacia y abrir una nueva era en la medicina neurovascular.