La palingenesia, es un concepto que puede usarse en filosofía, teología, política y biología. Plantea que cada ser vivo cumple un ciclo de existencia: nace, existe, muere y se reencarna. También se la denomina "eterna recurrencia", un ciclo que se cumple una y otra vez. Por ejemplo, en política fue usado para describir a Mussolini que planteaba que su régimen era un nuevo ciclo del imperio Romano.

En nuestro país, es aplicable a la política y en especial a los políticos en campaña; porque una y otra vez, ciclo tras ciclo, se interesan solamente por eso su campaña, su suma de poder, con un único objetivo ganar. No existe el diálogo sincero inter-partidos por el bien del país, no existen los acuerdos sobre los temas principales y las intrigas y zancadillas están a la orden del día. No sienten el más mínimo respeto por los actores económicos (empresas y ciudadanos que trabajan) y ponen al país en un estado de turbulencia y peligro que incluso agravan las crisis. La política debe estar al servicio de los ciudadanos y no al revés; los señores luchan unos contra otros y con sus declaraciones generan pánico; incluso algunos parece que desearan que a la economía le vaya mal, es decir que el barco se hunda sin importar si nosotros los argentinos estamos a bordo.

Sin ir más lejos, alguien -no importa quién- plantea 10 puntos de acuerdo (sólo diez) y en lugar de abrir el diálogo discuten temas periféricos como quien lo dijo primero, si son diez o seis, si es el momento oportuno, etc. Saben, si fueran equipos de trabajo de una misma empresa privada llamada Argentina y tuvieran que decidir sobre el futuro de la misma, con esa actitud sólo lograrían una cosa: que los despidan a todos- por no trabajar en equipo en la búsqueda del objetivo común. A veces me gustaría encerrarlos todos juntos, de todos los partidos en la Capilla Sixtina y hasta que no vea el humo blanco del acuerdo de un único plan estratégico de Argentina en la chimenea, no los dejo salir.

La falta de objetivos, de una visión clara sobre lo básico y perdurable, el permanente contrapunto, la falta de comunicación, la traición entre los políticos, todo esto nos ha llevado al fracaso de los últimos 70 años. Diría para ser duro, que el comportamiento de la política ha sido en gran medida el responsable de nuestras miserias. Parecen familias italianas del renacimiento en lucha e intriga constante, pero las familias han sido reemplazadas por los partidos, los políticos y los tres poderes. Cansa verlos con el mismo comportamiento de cualquier consorcio de departamentos, donde ponerse de acuerdo en algo tan simple como sacar la basura a una cierta hora determinada es imposible.