De paso por Buenos Aires, el director Académico del Instituto de Iniciativa Emprendedora de ESADE Barcelona, Jordi Vinaixa, habló con Pyme sobre cambios tecnológicos, innovación, oportunidades en un mundo cambiante y la importancia de la formación. A un emprendimiento hay que entenderlo como un proceso: una oportunidad, un modelo de negocio, la cuantificación de todo lo implicado y la implementación. Si es un proceso es aprendible y mejorable, sostiene el profesor.
z ¿Las tecnologías están cambiando las formas de relacionarse y hacer negocios?
Las barreras de entrada son bajísimas y mucha gente se está animando a hacer cosas. Los jóvenes no tienen restricciones, ni mentales ni de ningún tipo, para hacer propuestas novedosas. Algunas son buenas y otras espectacularmente buenas. El otro reto es cómo las corporaciones gestionan esto. Las empresas, sobre todo las que tienen una ambición importante de crecimiento, tienen que competir mediante innovación y plasmarla en nuevos negocios.
z ¿Esto vale más allá del tamaño de la compañía?
No importa el tamaño de la empresa. Ahí se plantea una de las contradicciones mas interesantes a nivel del marketing y el management: aceptamos que si no renovamos nuestra oferta de productos y servicios, vamos a cerrar. Entonces, esa renovación necesita ser distinta de lo que estoy haciendo. Pero esto tiene un final a corto, medio o largo plazo.
z ¿Cómo se lleva adelante esa renovación?
Si yo quiero innovar de forma radical, seguro que en algún momento me voy a equivocar, es inherente a meterse en algo nuevo. Hay que tolerar el error bien intencionado. Por ejemplo, tomemos una gran corporación con modelos de negocios que funcionan, una serie de gente que sabe cómo desarrollar ese negocio y que gana mucho dinero. Del otro lado tenemos unos proyectos novedosos, con futuro incierto, algunos de los cuales no van a funcionar y cuya rentabilidad no podemos proyectar porque no tenemos historia. Entonces, al repartir los presupuestos de inversión para el ejercicio próximo, dónde vamos a poner el dinero? Pues lo tendré que exponer ahí. Si sólo apostamos por los negocios maduros, corremos el riesgo de eso caiga cuando que se termine.
z ¿Una pyme es más flexible para gestionarlo?
Desde un punto de vista, sin lugar a dudas. Es una cuestión de procesos. En una empresa mediana, las decisiones se toman de manera mucho más rápida y por lo tanto el despliegue de una nueva actividad es mucho más rápido. El reto es cómo hacer una gran corporación flexible.
z El mundo está en crisis, ¿qué pasa con el emprendedorismo, hay más oportunidades?
Sigue habiendo muchas oportunidades; la crisis afecta pero no a todos por igual. Hay segmentos de población donde impacta menos y ahí hay oportunidades. Por ejemplo, en España se han disparado las ventas de marcas blancas, porque la gente ha reajustado su presupuesto. En momentos de recesión hay poco dinero en el mercado, entonces las propuestas tienen que ser más ajustadas, localizadas y apuntando a quienes están dispuestos a pagar por ellas.
z ¿En qué otro espacios hay oportunidades?
Los problemas mundiales siguen existiendo: de energía, medioambientales, para curar y alargar la vida. Entonces, siguen existiendo nuevos negocios en estas áreas. También es cierto que estos nuevos campos exigen gente más preparada desde el punto de vista técnico. Hay que ser consciente de ello y ver cómo se canaliza parte de esa energía en esa dirección.
z ¿El rol del Estado es importante para unir estos conceptos de innovación y nuevos negocios?
Soy muy poco intervencionista, pero es uno de los campos donde puede ayudar. Pero, si no estamos hablando de estos sectores que son muy punteros, cuanto menos moleste la administración pública, mejor. Tiene que haber una normativa muy clara y estricta en su aplicación, pero si se ponen tantos controles los procesos se vuelven inviables.
z En la Argentina hay programas tanto del Gobierno nacional como de la Ciudad para emprendedores y empresarios que son exitosos desde la convocatoria.
Cierto, hay países que han hecho cosas que están muy bien. Dada la velocidad del cambio en la sociedad es importante que la gente esté preparada, requiere niveles de formación superiores y toda la formación que se pueda brindar.
z ¿Cuál es el perfil del emprendedor del siglo XXI?
A un emprendimiento hay que entenderlo como un proceso: una oportunidad, un modelo de negocio, la cuantificación de todo lo implicado y la implementación. Si es un proceso es aprendible y mejorable, entonces la formación aumenta la probabilidad de éxito. Cada vez es más importante el saber hacer una cosa, el tener la capacidad de generar una propuesta de autovalor añadido. Y, en el mundo en el que estamos, entra cada vez más la tecnología y el conocimiento. Por lo tanto, formación sí, y cada vez más. Pero la innovación también pasa por el modelo de negocio: qué hago distinto para que el cliente me elija y no siempre esto requiere de tecnología de punta.
z ¿Las empresas buscan hoy recursos con perfil emprendedor?
Un pensamiento que cada vez me atrae más es que, antes, uno entraba en un trabajo y se quedaba toda la vida ahí. Esto se acabó. Desde el punto de vista de la gestión de la empresa es mucho más importante como atraés y gestionás el talento para seguir avanzando en el negocio. Al mismo tiempo, desde el punto de vista del individuo, le genera un mayor grado de libertad respecto de la compañía. Esa mayor autonomía, que la empresa también reclama, lleva a un crecimiento superior.
Daniela Villaro
