En un mundo en crisis en donde los valores tradicionales se mostraron pocos seguros a la hora de ofrecer rentabilidad, creció con ímpetu una alternativa: los coches clásicos.
Ni las monedas de oro, ni los sellos, ni los vinos, así como tampoco las obras de arte lograron igualar la performance de las joyas históricas de las industria automotriz cuyos precios en subastas y ventas particulares se han disparado casi 400% en los últimos diez años.
Estos datos se desprenden del índice KFLII que realiza la consultora inglesa Knight Frank que muestra la performance y rentabilidad de bienes de lujo como muebles antiguos, relojes, joyas, vino, piezas de arte, sellos, autos clásicos, monedas y cerámica china. Y es paralelo a la referencia del índice la bolsa de Londres FTSE 100, con bienes como el oro o inmuebles residenciales de lujo.
Según el trabajo, la mayoría de los productos se revaluaron en los últimos 12 meses tomando desde junio de 2012 hasta junio de 2013 alrededor de 7% en promedio, mientras que los autos clásicos lo hicieron hasta un 28%. Y este valor se dispara hasta 115% hasta cinco años y a un 430% a una década
En lo que se refiere a los otros bienes que se miden, en el caso de los muebles antiguos muestra una caída de 9% en el último año, así como también el arte que aunque viene teniendo precios en alza, acumula una baja de 6% en los últimos 12 meses.
Ni siquiera aquellos bienes que tradicionalmente se utilizaban como refugio y que generaban grandes ganancias, como las joyas o la cerámica china lograron igual la performance de los autos (2% y 3% respectivamente en el período de tiempo medido).
Quien debe seguir de cerca este indicador es Gregorio Pérez Companc, un incansable coleccionistas de este tipo de modelos clásicos.
El hombre que ostenta una de las fortunas más grande del país posee una colección de aseguran casi 100 automóviles clásicos, entre los que se destacan una Ferrari 330 TRI otra F50, una Maranello y un exquisito Ford Shelby Cobra Daytona Coupe de 1965.
Pero no es el único argentino que tiene millones de dólares invertidos en cuatro ruedas.
La familia Sielecki, fundadora del laboratorio Phoenix, es la otra gran coleccionista de la Argentina. Aunque no se sabe que cantidad de vehículos tienen, su garaje de casi una manzana en Acassuso genera una idea del gusto de esta familia por las cuatro ruedas.