Los robos en locales comerciales se posicionan como una de las principales preocupaciones del sector minorista. Según el Barómetro de Seguridad elaborado por Verisure, en los últimos diez meses del año los incidentes delictivos disminuyeron apenas 1% frente al mismo período del año anterior, sin que eso se traduzca en una mejora en la percepción de seguridad. El rubro de indumentaria aparece como el más afectado, seguido por bares, restaurantes, oficinas y consultorios. El estudio, que releva datos de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Entre Ríos y Santa Fe, señala que los locales con atención al público son los más expuestos, en especial aquellos ubicados en zonas comerciales de alto tránsito, donde el flujo constante de personas y la visibilidad de la mercadería aumentan las posibilidades de robo. El informe muestra que los locales de indumentaria son los más expuestos a los robos. Estos representan el 58% de los hechos registrados durante el último año y encabezan la lista de los rubros más afectados. Según especialistas, este tipo de negocios enfrenta dos factores que explican su alta incidencia. Por un lado, existe una gran concentración en zonas comerciales de fácil acceso y, por otro, una alta rotación de mercadería con valor de reventa. En segundo lugar, aparecen los bares y restaurantes, que representan el 10% de los incidentes. En la mayoría de los casos, los robos ocurren durante la noche o en los días de cierre, cuando el movimiento de personal es menor y la seguridad depende de alarmas o cámaras privadas. Un escalón más abajo se ubican las oficinas y consultorios, que representan el 5% de los hechos denunciados. En estos espacios, los robos suelen concentrarse en equipos informáticos y dispositivos electrónicos, como computadoras y teléfonos. El informe remarca que los locales afectados deben afrontar costos adicionales en reposición de mercadería, reparación de daños y contratación de servicios de seguridad privada, además del impacto en los días de cierre por los procedimientos posteriores a cada incidente. Según estimaciones del sector, el gasto en seguridad -que incluye cámaras, alarmas y vigilancia- subió entre 25% y 30% en el último año. Esto se traduce en mayores costos operativos para las empresas y, en algunos casos, en ajustes de horarios o relocalización de puntos de venta hacia zonas de menor exposición. Los consorcios de edificios comenzaron a incorporar tótems de seguridad para contener los costos sin resignar control. Estos dispositivos, equipados con cámaras, micrófono, parlante y conexión directa con un centro de monitoreo remoto, permiten supervisar accesos y comunicar emergencias en tiempo real. La tendencia crece en edificios donde los servicios de vigilancia tradicional resultan cada vez más difíciles de sostener por los aumentos salariales y la falta de personal disponible. El costo de instalación de un tótem depende del tamaño del edificio, la cantidad de accesos y el tipo de tecnología que se incorpore. En promedio, los valores se ubican entre $ 1 millón y $ 6 millones. Aunque la inversión inicial es elevada, el mantenimiento mensual representa una parte mucho menor del gasto que implica tener vigilancia presencial las 24 horas, y el ahorro operativo puede llegar hasta un 80%. Las empresas que brindan este tipo de servicios destacan que los sistemas permiten un monitoreo permanente y asistencia técnica preventiva, además de integrar cámaras con videoanalítica, control de accesos y alarmas específicas. En varios edificios, los consorcios optan por esquemas mixtos, con vigilancia presencial en horarios de mayor movimiento y control remoto durante el resto del día.