Emprender hoy es más frecuente que hace unos años. Cada vez más jóvenes ponen en marcha proyectos propios, ya sea por necesidad económica, por la búsqueda de independencia o porque el primer empleo formal resulta difícil de conseguir. Según un informe de ProgramON, una iniciativa de la Asociación Civil Chicos.net junto a Coca-Cola, el 47% de sus participantes inició o está iniciando un emprendimiento. Además, uno de cada tres que ingresó al programa sin trabajo consiguió empleo después de capacitarse. Los proyectos suelen comenzar en pequeña escala y en entornos cercanos, al mismo tiempo que los jóvenes cursan sus estudios, realizan trabajos por horas o atienden encargos de conocidos. Las primeras ventas funcionan como prueba piloto, se producen pocas tandas para evitar comprometer demasiado capital y se recurre a las redes sociales como vidriera, lo que permite operar sin necesidad de un local físico. De acuerdo con la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) Joven, seis de cada diez jóvenes empresarios no acceden a crédito productivo. Para cubrir esa limitación, la mayoría utiliza ahorros personales, preventas o reinversión gradual de las ganancias. Camila Deleo, responsable de Gestión de Proyectos de Formación Laboral y Empleo y de Seguimiento y Monitoreo de Proyectos de ProgramON, señaló que en muchos casos el emprendimiento surge de la profesionalización de un hobby o de una actividad familiar, con la búsqueda de autonomía económica y de residencia como motor principal. El último relevamiento de ProgramON muestra que el 97% de los participantes incorporó herramientas útiles para el trabajo y que, entre quienes ya tenían un proyecto en marcha, el 84% logró fortalecerlo. Las principales trabas también aparecen en las primeras etapas. Deleo explicó que la dificultad central está en pasar de la idea a la acción y en dar el primer paso para cobrar por el servicio o producto. En los testimonios se repiten los mismos cuellos de botella: definir a quién vender, encontrar un diferencial y establecer precios. "Una egresada que puso en marcha un servicio de catering contó que al inicio no sabía a quién dirigirse y que le generaba temor fijar precios. Para poder equiparse tuvo que trabajar en paralelo y destinar ingresos a la compra de bandejas y utensilios. Con el tiempo, destacó la importancia de consolidar un círculo de clientes", recordó. Según un informe elaborado por la consultora Moiguer, el acceso al financiamiento aparece como la segunda gran dificultad. El crédito productivo disponible es limitado, por lo que la mayoría recurre a ahorros personales, preventas y tandas cortas para sostener la actividad. También el equipamiento representa un desafío. Si se rompe una máquina o los insumos aumentan de golpe, la producción puede detenerse durante semanas si no existe un respaldo financiero. En los casos que logran consolidarse, la estrategia más frecuente consiste en priorizar primero el stock y las herramientas necesarias, luego la promoción y, por último, la organización del resto del proyecto. La tercera traba está vinculada con la logística y el servicio. Los envíos, las devoluciones y la atención posventa consumen tiempo y reducen márgenes cuando no se organizan de manera profesional. Deleo señaló que es importante empezar con procesos simples y claros -tomar pedidos, cobrar, entregar y responder- y sostener una dinámica gradual que permita aprender en el camino. La sugerencia es vender en pequeñas cantidades para ganar experiencia antes de escalar. En las grandes ciudades hay más oferta de formación, incubadoras y redes de apoyo, pero también más competencia y riesgo de dispersión. Según ProgramON, en estos lugares es más fácil acceder a talento, proveedores y alianzas comerciales que pueden acelerar un proyecto, así como identificar programas de apoyo al emprendedor y opciones de financiamiento, aunque muchas veces los ecosistemas no se perciben claramente al inicio. En el interior, los desafíos son distintos. Los insumos pueden tardar más en llegar o ser más caros y la logística puede complicar la operación. Al mismo tiempo, surgen nichos de mercado más claros y clientes más estables. Desde el programa señalan que existen oportunidades para detectar nuevos negocios, aunque también se enfrentan a cierta resistencia a lo nuevo. Las estadísticas de la consultora Moiguer muestran que los jóvenes son más optimistas que los adultos respecto de la situación del país. Solo un 33% evalúa negativamente el presente y el 60% cree que la situación mejorará en los próximos 12 meses, 14 puntos por encima de los mayores de 40 años. La realidad social, sin embargo, es más áspera. En el primer trimestre de 2025, el 42% de los jóvenes de 15 a 21 años vivía bajo la línea de pobreza, muy por encima del promedio general (alrededor del 34%) y de la franja de 30 a 64 años. En empleo, además de la desocupación alta, la informalidad golpea con fuerza a quienes no terminaron la secundaria. Entre los jóvenes sin primaria completa, la informalidad ronda el 70%; con secundario completo baja al 34%; y con estudios universitarios cae al 10%.