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La caída en la producción de hidrocarburos líquidos, así como la baja en los precios internacionales del petróleo ya tuvieron consecuencias en el valor de las exportaciones de crudo mexicanas.
De acuerdo con el Inegi, en los primeros 10 meses de este año, el valor de las exportaciones petroleras cayó a u$s 574,774 millones, lo que representó una contracción anual de 24.3%.
Por una parte, el precio promedio de la Mezcla Mexicana de Exportación (MME) cayó poco más de u$s 9 dólares por barril entre 2024 y 2025, de acuerdo con datos de Petróleos Mexicanos.
Entre enero y octubre de 2024, el precio promedio de la MME se ubicó en 71.38 dólares por barril, mientras que actualmente el promedio se ubica en 62.03 dólares por barril.
A esto es necesario sumar una contracción en la producción de hidrocarburos líquidos.
La petrolera señala que el promedio de producción entre enero y octubre del año pasado se ubicó en 1.78 millones de barriles diarios, aproximadamente 150 mil barriles más que en el mismo periodo de este año.
La baja en la producción también se reflejó en una caída de la exportación del hidrocarburo, cuyo principal destino es Estados Unidos.
Solo en octubre la exportación de petróleo de Pemex cayó hasta 606 mil barriles diarios, contra 831 mil barriles diarios exportados en el mismo periodo del año pasado, una contracción de 27.07% anual.
Camino complicado
La producción de petróleo de México tendría que alcanzar 1.8 millones de barriles diarios para el cierre de este sexenio, de acuerdo con los compromisos adquiridos por la presidenta Claudia Sheinbaum.
Sin embargo, la Agencia Internacional de Energía prevé que para 2035, la producción petrolera del país pierda aproximadamente 800 mil barriles diarios.
La disminución ocurrirá incluso si la industria petrolera mexicana puede echar a andar los grandes proyectos que tiene en el Golfo de México como Zama y Trion.
Estos dos grandes proyectos son los descubrimientos petroleros más grandes del país en las últimas décadas y se espera que inicien operaciones a su máxima capacidad en 2030, de acuerdo con estimaciones de la Agencia Internacional de Energía.