

El debate sobre el uso de teléfonos celulares en las escuelas está a punto de dar un giro importante. Una iniciativa legislativa presentada en el Senado de la República de México busca prohibir de manera formal que los estudiantes de primaria y secundaria utilicen dispositivos móviles durante la jornada escolar.
La propuesta, impulsada por el senador Alberto Anaya Gutiérrez del Partido del Trabajo (PT), busca que las aulas vuelvan a ser espacios centrados en la concentración, el aprendizaje y el desarrollo integral de los niños y adolescentes.

Prohibición de celulares en las escuelas del país: así cambiarían las aulas de aprobarse la iniciativa
La iniciativa plantea una modificación al artículo 84 de la Ley General de Educación (LGE), que regula el funcionamiento de las escuelas en México. De aprobarse, los docentes y directores tendrían la facultad de retener los dispositivos móviles de los alumnos durante las clases o actividades escolares. Al final de la jornada, los equipos serían devueltos, garantizando su seguridad.
La propuesta también contempla excepciones, por ejemplo, en casos de emergencia o cuando los dispositivos sean necesarios para actividades educativas específicas, buscando un equilibrio entre control y flexibilidad.
Diversos estudios muestran que los teléfonos móviles pueden distraer significativamente a los estudiantes, reduciendo su capacidad de concentración en clase. Por ejemplo, investigaciones observaron que cuando los estudiantes llevan sus celulares a clase, los dispositivos se utilizan frecuentemente durante las lecciones, interrumpiendo la atención y el ritmo de aprendizaje. Además, una meta‑revisión internacional indica que en la mayoría de los contextos el uso de móviles por parte de los estudiantes se asocia con peores resultados académicos, como menores calificaciones y desempeño escolar.

¿Qué pasaría si prohibieran los celulares en las escuelas? Esto es lo que realmente ganan los estudiantes
La propuesta de prohibir el uso de celulares en las escuelas busca reducir distracciones y permitir que los estudiantes se concentren plenamente en las clases.
Además, fomenta la interacción directa entre alumnos y maestros, fortaleciendo la colaboración y la convivencia dentro del aula. Al limitar el acceso constante a dispositivos, también se protege a los jóvenes de riesgos digitales como el ciberacoso o contenidos inapropiados, al tiempo que se promueve un mayor bienestar emocional al reducir la dependencia tecnológica y la ansiedad vinculada a la conectividad permanente.
El senador Alberto Anaya aclaró que la iniciativa no pretende frenar la digitalización, sino transformar la tecnología en una herramienta de apoyo controlada, que complemente la educación sin convertirse en un distractor para los estudiantes.
Algunos trabajos sugieren que el uso estratégico de dispositivos móviles con fines educativos podría ser beneficioso si se integra adecuadamente. Por ejemplo, investigaciones encontraron que los estudiantes que emplean sus teléfonos para acceder a contenidos educativos o interactuar con herramientas de aprendizaje pueden mostrar más participación y motivación en ciertas actividades














