El pasado 1 de junio, Ucrania sorprendió al mundo al lanzar un ataque con 117 drones contra bases aéreas en Rusia. Más allá del impacto militar, lo que desató el debate fue la efectividad de estas pequeñas máquinas frente a los costosos tanques, barcos y aviones de guerra.
Los resultados fueron contundentes: los sistemas tradicionales de defensa no lograron frenar el ataque, y el costo de la operación fue mucho menor que el de desplegar unidades bélicas convencionales.
Drones + Inteligencia Artificial: la fórmula del futuro
Cada vez es más claro que los drones autónomos controlados por inteligencia artificial (IA) están cambiando las reglas de la guerra moderna.
Ya no se necesita un piloto ni un operador cercano: los drones pueden detectar, seguir y atacar objetivos por sí solos. Esto los hace mucho más difíciles de interceptar y reduce el riesgo humano para quien los utiliza.
Además, al no depender de señales de radio, la interferencia electrónica ya no es suficiente para detenerlos. Los expertos aseguran que, en unos años, será posible lanzar miles de drones simultáneamente sin control humano directo.
¿Adiós a los ejércitos tradicionales?
Los datos lo dicen todo: en el conflicto actual, el 70% de las bajas provienen de ataques con drones. Incluso las fuerzas rusas han cambiado sus tanques y vehículos por motocicletas o cuatrimotos, pero ni eso les ha servido: los drones también son efectivos contra personas.
Esto ha llevado a preguntarse si aún vale la pena invertir miles de millones en armamento tradicional. La respuesta, para muchos, es no.
Además, países como Ucrania han logrado adaptar su industria para producir millones de drones en tiempo récord, usando redes de startups y colaboración directa entre el ejército y desarrolladores.
¿Qué tan rápido está avanzando esto?
La guerra tecnológica no espera. Lo que hoy funciona, en seis meses podría ser obsoleto. En Ucrania, el diseño, fabricación y despliegue de drones puede ocurrir en semanas, lo cual contrasta con los procesos lentos de países como Estados Unidos y miembros de la OTAN.
Se estima que en 2025, Ucrania producirá más de 4 millones de drones, muchos de ellos con tecnologías que no existían hace un año.
¿Y si caen en las manos equivocadas?
Más allá del campo de batalla, los drones con IA también plantean riesgos para la población civil. Expertos como Stuart Russell, investigador de la Universidad de California en Berkeley, advierten que estas armas podrían ser usadas en ataques terroristas o selectivos, basados en reconocimiento facial o símbolos religiosos.
Russell incluso participó en un corto titulado "Slaughterbots", que imagina un futuro donde pequeños drones armados localizan y matan personas por ideología o preferencia política.
¿Estamos listos para lo que viene?
La guerra con drones ya es una realidad. Pero el verdadero giro está por llegar: cuando la inteligencia artificial se integre de forma masiva a estas armas, los ejércitos tradicionales podrían quedar en desventaja total.
Mientras tanto, la mayoría de los países occidentales sigue atrapada en estructuras de defensa lentas y burocráticas. Si no se adaptan, los costos podrían ser devastadores.
Porque en el campo de batalla, quedarse atrás no cuesta dinero... cuesta vidas.