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Según un reportaje publicado en The New York Times por la periodista Amanda Hess, nunca se ha revelado oficialmente el resultado de una prueba de coeficiente intelectual, CI, de Elon Musk. ¿Es realmente inteligente el hombre más rico del mundo? - ¿qué lo hace tan inteligente?

Esto dice solo una cosa. Todo lo que se dice sobre la "inteligencia superior" de Elon Musk está medido de una forma más cualitativa que cuántitativa basada en su imagen pública, su fortuna, y las suposiciones de terceros. "Su ‘cociente intelectual' se extrapola a partir de su éxito, su riqueza, su biografía y su presentación personal", escribió Amanda Hess.

"Asignarle una cifra elevada sirve para explicar su vertiginoso ascenso en la industria tecnológica y, ahora, en el gobierno", agregó.

De hecho, no hay prueba alguna de que Elon Musk haya tomado siquiera un test de inteligencia. Aun así, el discurso popular ha construido alrededor de él una especie de mito genético y mental.

"Tiene dinero y poder, por lo que debe ser inteligente; tiene mucho dinero y poder, por lo que debe ser muy inteligente", resume Hess, dejando en evidencia el círculo vicioso que ha legitimado su autoridad intelectual en la era tecnológica.

Ese mito es tan fuerte que incluso figuras públicas e influyentes han caído en él. Seth Abramson, quien fue uno de los biógrafos de Elon Musk, lo ubicó entre los 100 y 110 de CI. Nate Silver sugirió que Musk "es probablemente incluso un genio", mientras que Fox News, sin ninguna fuente seria, afirmó que su CI es de 155. Todo esto, sin evidencia. Entonces, ¿cómo es que se ha convertido en un símbolo del intelecto superior?

Las teorías sobre el CI de Elon Musk y de dónde salieron

Las estimaciones sobre el CI del millonario Elon Musk no provienen de pruebas oficiales, sino de suposiciones personales, memes en redes sociales y notas que se citan entre sí sin verificar.

Como destaca la peridista en The New York Times, esta cifra no se basa en resultados reales sino en el "SAT" que habría presentado Musk cuando era adolescente, en la interpretación de su lenguaje o simplemente en la percepción que deja su presencia pública. La periodista deja claro que la cifra es, en esencia, un mito alimentado por su éxito y su habilidad para autopromocionarse.

Incluso los sitios más serios han sido víctimas de esta narrativa. Algunos repiten cifras inventadas por páginas como "Sociosite", descrita en el artículo como un "sitio web basura".

En otros casos, comentaristas como Noah Smith y Nate Silver se suman al juego de la especulación con base en "lógica" y datos indirectos. Todo apunta a que estamos frente a una medición científica, sino ante una construcción ideológica del CI como símbolo de poder, no como herramienta real.

Cómo Donald Trump ve a Elon Musk según su CI

La narrativa de inteligencia de Musk no solo ha sido reforzada por analistas y medios, también ha sido impulsada directamente desde el poder político.

Donald Trump, en su segundo mandato, ha clasificado a las personas públicamente según su CI: "individuos de bajo CI" como Kamala Harris y "de alto CI" como Elon Musk. En marzo, durante una aparición conjunta frente a la Casa Blanca, Trump afirmó: "Tenemos que cuidar de nuestra gente con alto cociente intelectual, porque no tenemos demasiados".

Más aún, Donald Trump elogió incluso al hijo de cuatro años de Musk, insinuando que heredó la inteligencia superior de su padre. "Si creen en la teoría del caballo de carreras, él tiene un hijo simpático e inteligente", declaró en un mitin reciente.

¿Qué nos dice el CI realmente? ¿Y qué hace a Musk tan influyente?

El CI -como concepto- ha sido históricamente una herramienta de clasificación más que una verdadera medición del potencial humano. Como bien señala Hess, este tipo de pruebas siempre han reflejado estructuras sociales y económicas más que capacidades reales. Lo que miden es la habilidad para rendir en ese test específico, no una inteligencia global o aplicada al mundo real.

Elon Musk, con o sin un CI certificado, es una figura extraordinariamente influyente. No necesita un número para validar su impacto. Lo que realmente lo hace destacar no es una cifra mágica, sino su capacidad para moverse con astucia entre la tecnología, el marketing, la narrativa mediática y el poder político.

En ese juego, su "inteligencia" se manifiesta más como estrategia que como algo cuantificable. Y tal vez, ahí radique su verdadera trampa: convencernos de que una cifra lo explica todo.