En el siglo XX, un tesoro arqueológico de 2700 años de antigüedad fue robado de México por saqueadores. Esta obra, una máscara de cueva olmecaconocida como "portal al inframundo", representa la imagen del dios jaguar Tepeyollotlicuhti.
Originalmente ubicada en Chalcatzingo, emprendió un viaje por décadas por los Estados Unidos, pasando por distintas colecciones privadas. Finalmente, en 2023, este monumento llego a Denver, donde las autoridades de la Unidad de Tráfico de Antigüedades de Nueva York solicitaron su intercepción.
De esta manera, esta puerta el infierno emprendió su viaje de regresó a América Latina.
La máscara olmeca: un rompecabezas cultural en busca de su lugar
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México reveló que la máscara se encontraba en un estado de fragmentación preocupante. Tras su recuperación por parte de las autoridades de Estados Unidos, se determinó que la escultura estaba compuesta por 25 piezas.
La Unidad de Tráfico de Antigüedades de Nueva York destacó la importancia de este objeto como "una ventana hacia el pasado de los olmecas". Sin embargo, también indicó que, de forma similar a otras antigüedades saqueadas, sufrió daños y rupturas para facilitar su contrabando.
"Algunos elementos que lo componen son originales, pero otros, como una estructura metálica a base de pernos, refuerzos de cemento y reemplazos de piezas y formas faltantes, se agregaron para darle estabilidad nuevamente, a pesar de que las técnicas y materiales no eran los más adecuados", explicó María del Carmen Castro Barrera de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural.
La investigación de Mario Córdova Tello
El regreso del monumento 9 no hubiera sido posible sin Mario Córdova Tello, investigador de Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Durante 25 años, Córdova siguió meticulosamente las pistas sobre el paradero de la pieza, acumulando un expediente con datos científicos y las huellas que había dejado a su paso en Norteamérica.
Las entrevistas etnográficas realizadas con los pobladores de Chalcatzingo fueron fundamentales. Los relatos orales permitieron conocer detalles sobre su ubicación original.
Irónicamente, uno de los últimos desafíos para la repatriación del monumento 9 fue la falta de visa estadounidense para Mario Córdova Tello.
Debido a la pandemia de COVID-19, los tiempos de espera para obtener visas se habían extendido considerablemente, y las próximas citas disponibles no eran hasta 2025.
Gracias a la intervención de las autoridades diplomáticas, se logró una excepción y el experto pudo viajar a Estados Unidos a presenciar el regreso del tesoro arqueológico.
Un viaje de regreso a casa
El monumento 9 viajó desde Denver en un avión de la Fuerza Área de México, cuidadosamente embalado para protegerlo durante el trayecto.
En el Aeropuerto Internacional de Morelos, fue recibido por autoridades del INAH, la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Gobierno de Morelos.
Tras un breve período de aclimatación en el Museo Regional de los Pueblos de Morelos, será exhibido en una exposición especial que se inaugurará próximamente.