En un hallazgo que une arqueología, fe y memoria ancestral, un equipo internacional de investigadores descubrió una inscripción de más de 3.100 años de antigüedad que menciona el nombre "Jerobaal", una figura clave del Libro de los Jueces. Es la primera vez que este nombre bíblico aparece fuera de las Escrituras, grabado con tinta en una vasija de cerámica en el yacimiento de Khirbat er-Ra'i, cerca de Qiryat Gat, en Israel.
La inscripción, escrita en alfabeto temprano y fechada hacia el año 1100 a. C., fue encontrada en un pozo de almacenamiento revestido con piedras. "El nombre Jerobaal se encuentra en la tradición bíblica del Libro de los Jueces como nombre alternativo del juez Gedeón ben Yoash", explicaron los arqueólogos Sa'ar Ganor y Yossef Garfinkel. Aunque no se puede confirmar que la vasija perteneciera al juez, el hallazgo fortalece la historicidad de este periodo bíblico.
El nombre de Gedeón renace de las entrañas de la tierra
La pieza hallada es una jarra personal de un litro, posiblemente utilizada para contener líquidos valiosos como perfume, aceite o medicina.
Según el equipo arqueológico, "al parecer, como ocurre hoy, el propietario del barco escribió su nombre en él para afirmar su propiedad". La inscripción contiene las letras hebreas yod, resh, bet, ayin y lamed, claramente legibles, según confirmó el epigrafista Christopher Rolston.
El hallazgo, dirigido por la Universidad Hebrea de Jerusalén, la Autoridad de Antigüedades de Israel y la Universidad Macquarie, se considera un testimonio directo del uso del nombre Jerobaal en tiempos bíblicos. "Las inscripciones del período de los Jueces son extremadamente raras y casi incomparables en la arqueología israelí", subrayaron los expertos.
Revivie una profecía escrita en cerámica
El valor simbólico del nombre Jerobaal es profundo: en el relato bíblico, Gedeón recibe ese nombre tras destruir el altar de Baal, señal de su rechazo a la idolatría y de su rol como libertador del pueblo hebreo. "Gedeón es recordado por su triunfo sobre los madianitas... organizó un pequeño ejército de 300 soldados y atacó de noche", reza el Libro de los Jueces.
Este hallazgo, según los arqueólogos, "demuestra que los recuerdos se conservaron y transmitieron de generación en generación", abriendo la posibilidad de que las Escrituras conserven, en parte, ecos de hechos históricos. Es, en palabras de sus descubridores, un puente tangible entre el relato profético y la tierra que lo vio nacer.
Las Escrituras y la fe en la transición cananea-israelita
Más allá del hallazgo personal, la inscripción de Jerobaal también marca un punto de inflexión en la historia de la escritura. "La inscripción recién descubierta muestra que la escritura se conservó en Khirbat er-Ra'i durante la transición de la cultura cananea a la israelita y la judía", revelaron los investigadores.
Este descubrimiento arqueológico deja ver que la región de la Sefelá mantuvo viva la tradición alfabética tras la caída de Laquis en 1150 a. C., siendo Khirbat er-Ra'i un centro clave de continuidad cultural. Así, el nombre Jerobaal no sólo reaviva una figura profética, sino también la evolución de una civilización que escribiría su destino.