En los últimos años, un fenómeno natural que parecía inofensivo se convirtió en una alarma de alcance internacional. Se trata de un enorme cinturón de algas pardas, conocidas como sargazo, que flota a lo largo del Atlántico, conectando virtualmente África con América. Lo que comenzó como una presencia ocasional se transformó en una franja continua y masiva, visible incluso desde el espacio.
Lo más preocupante no es solo su tamaño récord -8.850 kilómetros de longitud en 2025, más del doble del ancho de Estados Unidos continental-, sino también los riesgos que representa para la salud humana, la biodiversidad marina y las economías locales que dependen del turismo y la pesca. Este fenómeno, bautizado como Gran Cinturón Atlántico de Sargazos (GASB), ya no puede ser ignorado.
Un cinturón de algas que une continentes y crece sin control
El sargazo siempre formó parte de los ecosistemas marinos, pero su proliferación masiva es un fenómeno relativamente reciente. Los registros satelitales indican que la primera aparición significativa del GASB se produjo en 2011, y desde entonces creció de manera constante año tras año.
En su punto máximo de 2025, la franja alcanzó 8.850 kilómetros, extendiéndose desde las costas de África Occidental hasta el Golfo de México. La longitud y densidad de este cinturón hacen que sea una presencia imposible de ignorar, afectando rutas marítimas, playas turísticas y ecosistemas costeros.
El GASB no es solo un problema visual. Su tamaño y densidad indican cambios profundos en el ecosistema del Atlántico, probablemente relacionados con el cambio climático, el aumento de nutrientes en los océanos y la intervención humana en los ríos y costas.
Científicos advierten que, de continuar esta tendencia, podríamos enfrentarnos a un cinturón aún más largo y denso en los próximos años.
Por qué el sargazo amenaza la salud y la economía
El sargazo en cantidades moderadas desempeña un papel clave en los océanos, sirviendo como hábitat para peces pequeños y organismos marinos. Sin embargo, cuando se acumula de manera masiva en las costas, los problemas aparecen rápidamente:
Gases tóxicos: sl descomponerse, las algas liberan compuestos como el sulfuro de hidrógeno, que pueden causar problemas respiratorios, irritación de ojos y piel, y afectar a personas con enfermedades crónicas.
Impacto económico: las playas cubiertas de sargazo requieren limpieza constante, afectando al turismo y generando gastos millonarios en países como México, República Dominicana y Brasil.
Afectación de la pesca: el sargazo impide la navegación y reduce la disponibilidad de especies marinas comerciales, impactando directamente a las comunidades pesqueras.
Biodiversidad en riesgo: la acumulación de algas modifica la química del agua, disminuye el oxígeno disponible y amenaza a especies sensibles, tanto marinas como costeras.
De amenaza a oportunidad: ladrillos y productos que transforman el sargazo en recursos
Aunque el GASB representa un desafío enorme, algunos países y empresas están buscando soluciones innovadoras que conviertan este problema en oportunidades económicas y ambientales. En Brasil, se están desarrollando ladrillos y materiales cerámicos ligeros fabricados a partir de sargazo recolectado.
Estos materiales presentan varias ventajas:
Reducción del consumo de recursos naturales: al sustituir parte de la arcilla y otros componentes, se disminuye la extracción de materiales tradicionales.
Mejora de la eficiencia energética: los ladrillos de sargazo ofrecen mejor aislamiento térmico y menor peso en la construcción, lo que reduce el consumo de energía en edificaciones.
Uso en jardinería y construcción civil: se aplican en losas, muros y elementos decorativos, transformando un residuo ambiental en un producto útil y sostenible.