El anuncio de hoy en Francia de un crecimiento económico mayor al esperado no calmó temores sobre la capacidad de la segunda economía del euro de resistir la crisis de deuda del bloque, ante la creciente disparidad económica con su principal socio político, Alemania.
“La situación económica de Francia es difícilmente compatible con la nota triple A sobre su deuda. Las alarmas deberían estar sonando por Francia”, afirmó un informe publicado hoy por el banco alemán Berenberg y el centro de estudios europeos The Lisbon Council.
El documento agregó que “entre los seis países que se benefician de la triple A en el seno de la zona euro, Francia obtiene la nota más mala”, y ubicó a París en la posición número 13 sobre las 17 naciones que integran la zona euro y utilizan la moneda única.
“Los resultados son mediocres para un país que pretende liderar la salida a la crisis”, afirmó tajantemente hoy el presidente de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, en una conferencia de prensa en Bruselas.
Los comentarios de Van Rompuy reflejaron hasta qué punto preocupa a los socios europeos la fragilidad de la economía francesa en coincidencia con la cada vez más incontrolada crisis de deuda de otros países del euro como Italia, España y Grecia.
Hoy, el instituto estadístico estatal de Francia (INSEE) informó que la economía del país creció un 0,4% en el tercer trimestre del año, un porcentaje que superó todas las estimaciones previas. Pero la buena noticia no pareció convencer a los inversores, tanto que el riesgo país francés marcó hoy un nuevo récord.
La disposición de los inversores a comprar de forma masiva deuda alemana, considerada como la más segura de Europa, continúa acentuando la diferencia económica entre Francia y Alemania.
Francia, uno de los grandes tenedores de bonos de deuda de otros países, se enfrenta a una situación inédita ante la brecha existente entre el valor de su deuda y la de Alemania, lo que hace aumentar el riesgo país y el peligro de que le bajen la calificación AAA, según el estudio de Berenberg y Lisbon Council.
“La incapacidad de Francia de reaccionar rápidamente para realizar reformas y ajustes en su economía debería recibir mayor atención por parte de los integrantes de la zona euro”, sostuvo el documento, que subrayó -además- el temor de que las reformas que necesitaría el país galo no sean llevadas a cabo antes de la elección presidencial de mayo 2012.
Con su economía casi paralizada y con el riesgo latente de ingresar en recesión, Francia debe hacer frente a la enorme exposición de sus bancos a las deudas soberanas de otros países en dificultades y a su propia deuda pública.
De perder la nota tripe A, Francia podría ver disparado el control de su deuda pública.
Desde el inicio de la crisis del euro, el eje Berlín-París asumió el liderazgo político, pero la debilidad económica francesa frente a su vecino relega al presidente francés a un segundo plano ante la ortodoxia de la canciller alemana Angela Merkel, según los analistas.
Esta semana, el semanario británico The Economist se preguntó si realmente Europa está dirigida por Alemania y Francia. Su respuesta fue concisa y clara: “La crisis estableció un nuevo dominio alemán en Europa”, afirmó el influyente semanario económico.
En todo caso, Sarkozy parece haber sacado rédito de su activo rol al frente del G20 y de la gestión de la crisis de la zona euro junto a Merkel.
La mayoría de los medios europeos califican al tándem de gobernantes como “Merkozy”, un neologismo nacido luego de la Cumbre del G20 de Cannes, por la llamativa simbiosis entre los gobernantes de dos países históricamente opuestos.
En Francia el término suscitó llamativos análisis y numerosas bromas en semanarios satíricos, pero también en los medios más respetados del país.