El presidente de Haití Jovenel Moïse fue asesinado en julio por sicarios colombianos, de noche, en su residencia privada. El caso conmocionó al mundo y las autoridades apresaron a varios de los asesinos, pero no al autor intelectual.
Ahora una investigación del diario The New York Times reveló que en los meses previos a su asesinato, Moïse había tomado una serie de medidas para luchar contra los traficantes de drogas y armas, entre ellas:
- limpiar el departamento de aduanas de Haití
- nacionalizar un puerto marítimo con antecedentes de contrabando
- destruir una pista de aterrizaje utilizada por narcotraficantes
- investigar el lucrativo comercio de anguilas, que recientemente fue identificado como un mecanismo para blanquear capitales
E incluso, en los días previos a su deceso, trabajaba en un expediente de poderosos políticos y empresarios involucrados en el tráfico de drogas en el país.
Según cuatro altos asesores y funcionarios haitianos encargados de redactar ese documento, la intención de Moïse era entregar ese expediente al gobierno de Estados Unidos. El presidente les ordenó que no perdonaran a nadie, ni siquiera a quienes lo ayudaron a llegar al poder.
Los funcionarios entrevistados por The New York Times aseguran que la medida forma parte de una estrategia contra presuntos narcotraficantes y eso podría explicar el motivo del asesinato.
Aquella noche del 7 de julio, un grupo de hombres armados irrumpió en la residencia de Moïse y lo mataron en su dormitorio. Su esposa, Martine Moïse, fue gravemente herida por los disparos, pero recuerda haber visto cómo los atacantes registraron la habitación, buscando apresuradamente sus archivos.
"Eso es", dijeron antes de huir, aunque no logró ver qué era exactamente, le contó Martine Moïse al periódico neoyorquino, en la primera entrevista que concedió tras el crimen.
En los interrogatorios, algunos de los sicarios capturados confesaron que recuperar la lista de Moïse, con los nombres de los presuntos narcotraficantes, era una prioridad, confirmaron tres altos funcionarios haitianos al diario.
En su investigación de la trama en torno al asesinato, el NYT entrevistó a más de 70 personas y viajó a ocho de los diez departamentos haitianos para entrevistar a políticos, amigos de la infancia de Moïse, policías, pescadores y personas involucradas en el tráfico de drogas para comprender los posibles motivos que desencadenaron su asesinato. Ahora, muchas de esas personas también temen por sus vidas.
"Sería un tonto si pensara que el narcotráfico y el tráfico de armas no jugaron un papel en el asesinato", dijo Daniel Foote, quien se desempeñó como enviado especial de Estados Unidos en Haití antes de dimitir el mes pasado. "Cualquiera que entienda la política o la economía de Haití lo comprenderá".