Varias de las crisis que sacudieron los últimos 12 meses seguirán ocupando titulares en 2015, año en que se espera que puedan resolverse cuestiones como el conflicto nuclear con Irán o que se cierre un nuevo acuerdo climático mundial. A continuación, algunos de los temas clave según la opinión de 4 especialistas:

“En un contexto de fuerte dinámica de cambio y una marcada inestabilidad, es difícil anticipar cuáles serán los principales conflictos internacionales del 2015. Al menos aquellos que reflejen confrontaciones entre naciones o dentro de ellas y que, por la densidad de fuerza y violencia que se emplee para dirimirlas, puedan tener una incidencia seria sobre la paz y la estabilidad política, sea a escala regional o incluso global. No parece arriesgado, sin embargo, pronosticar que el factor ‘Estado Islámico‘ con todos sus desdoblamientos, continuará haciendo del Medio Oriente un epicentro del quizás más violento conflicto internacional, con proyecciones a otras regiones, e incluso con repercusiones en la política interna de diversos países”, afirma Felix Peña, miembro del CARI. En el caso de América Latina, para el especialista, se abre un punto de inflexión ante la nueva etapa en las relaciones entre los EE.UU. y Cuba. “El factor Cuba tuvo una incidencia significativa en múltiples conflictos, muchos de ellos violentos, que marcaron la historia hemisférica y latinoamericana en los últimos cincuenta años. Se estaría abriendo ahora una etapa de ‘convergencia en la diversidad‘, que podría permitir construir pautas razonables de gobernabilidad regional, en la medida por cierto, que se puedan domesticar tentaciones emocionales basadas en el pasado”, afirma.

En sintonía con Peña, Julio Burdman, Secretario de Investigación y Desarrollo en UMET. Profesor y coordinador de RRII en Escuela de Defensa Nacional también sostiene que el conflicto por ISIS será uno de los temas en agenda sumado al conflicto entre el bloque EE.UU., Rusia, Ucrania, su impacto en el precio del petróleo y el efecto en Europa: “El derrumbe de los precios del oro negro, que afecta a la economía rusa -cuyo gobierno anunció su entrada en recesión para el año que viene-, también se entrecruza con el reciente acercamiento entre Washington y Teherán; Estados Unidos busca un entendimiento con Irán en el contexto de la crisis Irak-Siria-Isis. Por otra parte, la emergencia de la extrema derecha en Europa y los Estados Unidos expresa, hablando en general, la dificultad de Occidente para adaptarse a un mundo que ya no domina como antes. Si el Tea Party gana las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos, o el Frente Nacional hace lo propio en Francia en 2017, seguramente construirán un mundo menos integrado y cooperativo, y acuerdos como la Unión Europea o el Nafta pueden entrar en revisión. Pero en 2015 no hay elecciones claves en el norte, aunque hay que prestar atención a las parlamentarias de diciembre en España, donde el partido de izquierda sigue avanzando en las preferencias.

Por su parte, Aníbal Y. Jozami,rector de la Universidad Nacional de Tres de Febrero concuerda en que el próximo año 2015 aparece sumamente influido tanto a nivel político como económico, por las variaciones en el mercado petrolero. “Al estilo de lo que ocurrió en los años setenta y ochenta pero con signo opuesto, esta vez los precios no suben sino que bajan, pero la intensidad de la repercusión es la misma. A nivel económico esta baja de precios cuestiona los proyectos de shale gas y shale oil tanto en el norte cuanto en el sud y de esta manera puede desacelerarse la consolidación de los EE.UU. como el gran productor de crudo al mismo tiempo que retoma protagonismo Arabia Saudita y sus vecinos emiraties.” Para el analista, esto repercute en la política mediooriental ya que puede frenar la consolidación de la alianza americano iraní contra el fundamentalismo sunni, que es uno de los objetivos buscado por los saudies al negarse a cualquier política que pueda detener la baja del crudo.”

Sobre América Latina, Burdman asegura que en 2015 “pueden concretarse diferentes negociaciones en marcha, como el acuerdo entre el Mercosur y la UE, o la institucionalización de la Alianza del Pacífico. Las elecciones más importantes son las de Argentina pero también hay legislativas en México, donde el gobierno deEPN parece cada vez más afectado por el caso de los normalistas.”

En tanto, Diego Guelar, Secretario de Relaciones Internacionales de PRO da una visión optimista para la región, menos para la Argentina y Venezuela: “Se seguirá consolidando un esquema de gobernabilidad, con baja inflación, crecientes inversiones y flujos de créditos a tasas muy bajas. La diferencia está en que Argentina tendrá elecciones en octubre mientras que al régimen venezolano le quedan todavía 5 años de mandato. Las elecciones legislativas en diciembre serán un punto de inflexión.” Para el especialista, la corrupción y el narcotráfico en Méjico, los dilemas económicos de Brasil o Rusia también serán datos a tener en cuenta. El dato central global será la consolidación del G-2: EE.UU y China como superpoderes globales. “Lo de EE.UU. no es ninguna novedad - lo viene siendo desde el fin de la 2da Guerra Mundial-. El gran cambio es la ‘mundialización‘ china que acaba de comenzar. Entre el 2000 y el 2010 ocurrió la ‘explosión comercial externa‘ china y el inicio de sus inversiones externas. Es recién en el 2013 que el Partido Comunista Chino decide (en su 18° Congreso) colocar a la ‘Economía Socialista de Mercado‘ en el tope de sus prioridades y ‘salir al mundo‘ con masivas inversiones en los 5 continentes. Durante el 2014 China invirtió fuera de sus fronteras más que en los 10 años anteriores. Esta tendencia continuará en el 2015 y nos encontraremos con un ‘juego de ajedrez‘ cada vez más complejo entre las dos potencias. China consolidará su liderazgo en el Asia Pacífico, África y América del Sur y será un fuerte inversor en EE.UU y Europa.”

Al respecto, Sergio Cesarin, sinólogo, investigador del Conicet, da algunas pautas para entender el rol que China tendrá en el mapa internacional en el próximo año: “El Presidente Xi Jingping continuará ejerciendo el comando central de un gobierno sometido a constantes pujas internas entre dos facciones en pugna dentro del Partido gobernante. Mientras una de ellas, liberales pro mercado-institucionalistas, reclama más y profundas reformas económicas consistentes en mejorar el clima de negocios (mediante por ejemplo la apertura de nuevas zonas de ‘libre mercado‘ como la de Shanghai), aumentar la productividad mediante la flexibibilización del mercado laboral, promover la internacionalización de empresas, reducir el rol del estado en la economía, promover una China ‘regida por la ley‘, y aumentar el crédito interno para consumo; la vertiente neo-maoísta propugna la expansión del gasto público para financiar obras que alienten un aliacaído crecimiento; atender la cuestión social y la creciente inequidad, fortalecer el rol central en la estructura productiva industrial del sector estatal, y, fundamentalmente, profundizar la lucha contra la corrupción en las filas del Partido (principal punto de la agenda de gobierno) y que ha mostrado la determinación presidencial al llegar a dos personajes políticos como el ex Secretario privado y al ex Jefe de Seguridad del anterior presidente Hu Jintao. Acompañará estas medidas, el mantenimiento de la censura en medios periodísticos y la red así como la disposición para -rémora de la Revolución Cultural- enviar a intelectuales al campo para que ‘piensen correctamente‘. El año entrante será un año de intensas deliberaciones que quedarán plasmadas en el diseño final del XIII Plan Quinquenal 2016-2020, en cual también reflejará las pujas entre pro mercadistas y neo maoístas. Asimismo, la estrategia inversora china en América Latina y el Caribe se expandirá, sea por medio de acuerdos gubernamentales o mediante la operación de firmas estatales y privadas chinas con ansias de invertir en mercados de rápido crecimiento, seguramente grandes proyectos de infraestructura como el canal nicaragüense, represas (Ecuador, Argentina), tendido de redes telefónicas (Brasil) e incluso el establecimiento de plantas automotrices, ampliarán el espectro de capitales chinos radicados en la región; el componente financiero será aún más importante, considerando las necesidades crediticias de países como la Argentina, Venezuela e incluso Cuba.”