Grecia y sus acreedores comenzaron ayer a transitar un
rally de 48 horas de intensas negociaciones para poner a punto el ansiado acuerdo que evite una peligrosa caída en default griega el 30 de junio. Hoy será una jornada crucial: al mediodía se reunirán los presidentes de las tres entidades acreedoras FMI, BCE y CE para abordar el estado de las negociaciones, y posteriormente se sumará al encuentro el primer ministro griego, Alexis Tsipras.
Al encuentro entre Jean-Claude Juncker (Comisión Europea), Mario Draghi ( Banco Central Europeo) y Christine Lagarde (Fondo Monetario Internacional), se sumará también el director gerente del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), Klaus Regling. En prinicipio, el plan es analizar la propuesta presentada por Grecia, para que el Eurogrupo (los ministros de Finanzas de las naciones europeas) que se reunirá también hoy, pero por la tarde, pueda analizarla y eventualmente cerrar un acuerdo político que sea refrendado por los líderes europeos en su cumbre ordinaria de mañana.
Aunque la eurozona espera que se produzca esta misma semana un acuerdo, después de que los países del euro juzgaran la nueva propuesta de Tsipras como un "buen punto de partida" para alcanzar un compromiso, hay todavía algunas discrepancias entre las instituciones por superar, sobre todo en lo que se refiere al FMI. Fuentes europeas admitieron en off que el Fondo todavía no se convence de la viabilidad de la propuesta griega. Y algo de eso deslizó ayer la propia
Lagarde en un seco contacto con la prensa. "Estamos trabajando en las bases de la nueva propuesta que es ciertamente más amplia e incluye más detalles de lo que hemos visto hasta ahora, pero de todos modos le faltan especificidades, todavía se queda corta respecto a lo que hay que esperar", dijo Lagarde.
Las cuestiones abiertas se refieren a la financiación y a la sostenibilidad de la deuda, aspectos cruciales para el gobierno de Tsipras, sobre todo después de haber cruzado algunas de las consideradas "líneas rojas" en cuanto al IVA y las pensiones para acercar su postura a la de sus acreedores.
Pero de aquí a que se cierre un acuerdo y se desbloquee el dinero que Grecia necesita, el proceso será no obstante muy laborioso. Las concesiones ofrecidas por Tsipras, que incluyen subidas de impuestos y de los aportes jubilatorios, generaron una furiosa reacción de los sectores más duros del partido oficialista de izquierda Syriza, aunque Tsipras confía en que sacará adelante el aval del Congreso al pacto. Todo esto, bajo la presión de la caía de los depósitos en los bancos griegos que llevaron este martes al BCE a elevar por cuarta vez en menos de una semana el tope de una línea de financiación de emergencia.