Una serie de bombardeos en la región separatista de Lugansk, ubicada a sólo unos kilómetros de la frontera entre Rusia y Ucrania, volvieron a reavivar el conflicto en la zona. También se reportó un aumento de la tensión en Donbás.

Las versiones son contradictorias: por un lado, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dijo que fuerzas pro-rusas habían bombardeado un jardín de infantes, en lo que calificó como una "gran provocación". Por el otro, Rusia dijo que estaba "seriamente preocupada" por la situación, basándose en las acusaciones de los separatistas de que las fuerzas ucranias abrieron fuego en su territorio.

Las violaciones al alto al fuego son comunes en la región, que mantiene un fuerte enfrentamiento con el gobierno ucraniano desde 2014 (año de la anexión de Crimea), pero habrían aumentado en las últimas horas. El martes, la Cámara Baja del Parlamento, la Duma, había instado a Vladimir Putin a que reconociera la independencia de la República Popular de Donbás (RPD) y la República Popular de Lugansk (RPL), los dos territorios separatistas que, según Ucrania, están bajo control ruso.

Durante la reunión del Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas, Rusia hizo circular una carta en la que se denunciaban la comisión de crímenes de guerra durante el conflicto armado en el sureste de Ucrania.

Estados Unidos y sus aliados europeos temen que Rusia esté armando un "pretexto" para invadir a Ucrania "en los próximos días", según el secretario del Departamento de Estado, Antony Blinken. La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, dijo que una invasión parecía "inminente".

El propio presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, dijo que Rusia podría estar involucrado en una "operación de bandera falsa" y que "todos los indicios que tenemos son que están preparados para entrar en Ucrania, para atacar a Ucrania", y añadió: "Mi sensación es que ocurrirá en los próximos días".

En la misma línea, la OTAN cree que Rusia podría estar "intentando montar un pretexto para un ataque armado contra Ucrania". "Todavía no hay claridad ni certeza sobre las intenciones rusas", dijo el Secretario General de la alianza militar occidental, Jens Stoltenberg.

"Tienen suficientes tropas, suficientes capacidades para lanzar una invasión total sobre Ucrania con muy poco o ningún tiempo de anticipación. Eso es lo que hace que la situación sea tan peligrosa", agregó.

Tanto Estados Unidos como Europa desconfían del repliegue ruso -que el Kremlin intentó proyectar como una señal de desescalada- y dicen que la presencia militar en la frontera ha aumentado en los últimos días. Un funcionario senior de la Administración Biden afirmó que las tropas rusas en la zona habían aumentado en alrededor de 7000. La información fue ratificada por el gobierno británico.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, dijo que las tropas rusas se siguen acercando a la frontera de Ucrania, con más aviones de combate y de apoyo, y que también están haciendo acopio de suministros de sangre, tras una reunión de los ministros de Defensa de la OTAN en Bruselas. "No se hacen estas cosas sin motivo. Ciertamente no se hacen si te estás preparando para hacer las valijas y volver a casa", señaló Austin.

Por su parte, los rusos han rechazado sistemáticamente la intención de invadir a Ucrania, argumentan que están haciendo ejercicios militares en su propio territorio -también están haciendo ejercicios conjuntos con Bielorrusia- y que las tropas volverán a sus bases una vez que concluyan. Además, acusan a Estados Unidos de generar "histeria".

En un esfuerzo por mantener la vía diplomática, Blinken le propuso al canciller ruso, Sergei Lavrov, una reunión en Europa para la próxima semana, para "resolver la situación sin un conflicto".

En este contexto de renovadas tensiones, el Kremlin reiteró que EE.UU. había ignorado las propuestas rusas sobre seguridad y que habían "tergiversado deliberadamente" algunos temas. Las acusaciones surgen de una respuesta formal por escrito que le enviada por Rusia. El documento también advierte que "la creciente actividad militar de los EE.UU. y la OTAN en las fronteras rusas es alarmante" y que Rusia se verá "forzada a responder, incluso a través de la implementación de medidas técnico-militares" si los estadounidenses se niegan a firmar garantías legales para asegurar la seguridad de Moscú.

Desde el comienzo de las tensiones, Rusia ha exigido dos cosas: que la OTAN garantice la no aceptación de Ucrania como miembro de la alianza militar; y un compromiso de que no continuará expandiéndose al este.

Por otra parte, ayer también Rusia expulsó al 'número dos' de la Embajada de EE.UU. en Moscú, Bart Gorman.