Una ministra del Gobierno brasileño renunció y llamó a la presidenta Dilma Rousseff a elegir un nuevo equipo económico ‘independiente‘ para ‘restablecer la confianza y la credibilidad‘ entre los inversores, en una crítica pública poco usual de parte de un aliado.
Se esperaba que la ministra de Cultura, Marta Suplicy, ex alcaldesa de San Pablo y una figura relevante en el Partido de los Trabajadores, al cual pertenece la presidenta, dejara el Gobierno cuando Rousseff nombrara al nuevo gabinete para su segundo período.
La mandataria ganó las elecciones del 26 de octubre en una reñida segunda vuelta contra Aécio Neves, el candidato preferido por los mercados.
Según la Folha de San Pablo, la renuncia de Suplicy estaría por precipitar una seria de renuncias de ministros del actual gobierno de Dilma antes del recambio para la conformación del nuevo gabinete tras la reelección.
La carta de renuncia de Suplicy contenía consejos inesperados sobre el mayor tema político que enfrenta la mandataria: el sucesor de Guido Mantega en la cartera de Hacienda en el segundo período de Rousseff. Muchos inversores critican a Mantega y a Rousseff por las políticas intervencionistas que dicen han llevado a la economía a crecer menos de un dos por ciento al año desde que la mandataria llegó a la presidencia, en 2011.
Algunos dentro del propio PT presionan a la mandataria para que nombre a una figura más de centro, como el ex presidente mundial de BankBoston y ex gobernador del Banco Central, Henrique Meirelles, en reemplazo de Mantega.
Suplicy llamó a Rousseff a ‘elegir (...) un equipo económico independiente, experimentado y probado, que recupere la confianza y credibilidad de su Gobierno y eso es, por sobre todo, (un equipo) comprometido con una nueva agenda de estabilidad y crecimiento para nuestro país‘.
Déficit
Mientras tanto, Dilma Rousseff, pidió hoy al Congreso que permita al Gobierno descontar todas sus inversiones y exenciones tributarias del objetivo fiscal clave del 2014, una medida que en términos efectivos disminuye una meta que sería incumplida por tercer año consecutivo.
En un nuevo proyecto presupuestario presentado al Congreso, la presidenta no dimensionó el tamaño de las deducciones.
En la legislación original del presupuesto 2014, el Gobierno tenía permitido descontar un total de 67.000 millones de reales(26.200 millones de dólares), o más de un 1 por ciento del PIB, de su objetivo primario.
El superávit primario, o los ingresos menos los gastos antes del pago de deuda, es considerado una medida crucial de la capacidad del país para honrar sus compromisos.
El pedido de un objetivo más flexible refleja el débil estado de las finanzas públicas tras una serie de recortes de impuestos y un alto gasto. En los primeros nueve meses del año, las exenciones tributarias y las inversiones representaron cerca de 123.000 millones de reales, de acuerdo a datos del Tesoro.
Desde que Rousseff asumió el cargo en el 2011, las finanzas de Brasil se han deteriorado, poniendo al país en la mira de las agencias calificadoras.
El objetivo de superávit primario de Brasil para este año fue inicialmente de 99.000 millones de reales, equivalentes a un 1,9 por ciento del PIB.
AGENCIAS San Pablo