La policía en el reino de Bahréin, un archipiélago del Golfo Pérsico, atacó hoy a los manifestantes que acampaban en la capital, provocando la muerte de tres personas, en un intento por sofocar las protestas a favor de la democracia inspiradas en otros movimientos en Oriente Medio.
‘íNos están matando!‘, dijo un hombre a Reuters mientras la policía disparaba gases lacrimógenos y perdigones en su avance por la Plaza de la Perla en Manama, dispersando a unas 2.000 personas, incluidos mujeres y niños, que habían pasado tres días emulando las exitosas protestas de la plaza Tahrir de El Cairo.
Después de haber visto las protestas en Túnez y Egipto que fueron ganando fuerza y terminaron por derrocar a sus respectivos veteranos presidentes, la familia real de Bahréin -aliada de Arabia Saudita-, conscientes del descontento, parece haber decidido cortar de raíz el último desafío a su autoridad.
El derramamiento de sangre de la noche en Bahréin se produjo mientras los libios preparan un ‘Día de la ira‘ contra su afianzado dirigente Muammar Gaddafi.
A primera hora del jueves había pocas señales de que la campaña en las redes sociales para sacar a los libios a las calles hubiese tenido una gran respuesta en el fuertemente controlado país norteafricano donde Gaddafi, al igual que los presidentes ahora depuestos, el egipcio Hosni Mubarak y el tunecino Zine al-Abidine Ben Ali, han gobernado durante décadas.
En los últimos días también se han visto protestas en las calles de Yemen, Irak y en el no árabe Irán.
Líderes desde el Golfo, en el este, hasta el Atlántico, en el oeste, han tratado de introducir una serie de medidas para aliviar la difícil situación económica, que conllevaba una subida del precio de los alimentos y el desempleo entre los jóvenes, así como el reforzamiento de la seguridad.