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El 22 de enero de 1930, el buque alemán Monte Cervantes, conocido como el Titanic argentino, se hundió a pocos kilómetros de Ushuaia, Tierra del Fuego, después de colisionar contra una roca en el paso "Les Eclaireus" del Canal de Beagle.
Luego de 90 años, una misión liderada por el ingeniero Carlos Pane y un equipo de estudiantes de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego intentó visualizar, en tiempo real, los restos del naufragio.
El objetivo era concretar una expedición basada en dos estrategias. En primer lugar, un Remote Operated Vehicle (ROV), equipo de exploración controlado por operadores, que debía documentar los vestigios. En segundo lugar, un equipo de buceos que descendería a 35 metros de profundidad hacia la zona del hundimiento.
Sin embargo, la presencia de orcas en el territorio y un intenso temporal obstaculizaron el proyecto.
¿En qué consistía la misión que intentó llegar a los restos del Titanic argentino en Ushuaia?
Carlos Pane es un ingeniero electrónico graduado de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). Actualmente, es investigador y docente en la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF).
Como parte de un proyecto de emprendedores dentro del ámbito académico, creó con sus alumnos una empresa llamada Deepwater Engineering, orientada a proyectos de ingeniería aplicada.
El sábado 15 de julio, sumergieron los ROV en el Canal de Beagle. Pocos minutos después de llegar a los 25 metros de profundidad, las condiciones climáticas se complicaron y se desató una fuerte tormenta.
Los ROV tienen la capacidad de descender hasta los 150 metrosde profundidad y las imágenes que transmiten se pueden visualizar en directo a través de monitores en el centro de comando.
"Además, en este caso la tormenta produjo que el cable de los drones actuara como una vela, y la corriente los llevara fuera de la ruta pretendida por los operadores, lo que además agregó el problema de un mayor consumo de las baterías", describió el ingeniero para Télam.
Por estas razones, el equipo decidió no continuar y regresó a Ushuaia.
El misterio detrás del Monte Cervantes, el barco que se hundió dos veces
El Monte Cervantes era un buque alemán de carga y pasajeros que unía Buenos Aires con Punta Arenas (Chile).
El 22 de enero de 1930 se hundió en Ushuaia después de colisionar contra un bajo fondo en el paso "Les Eclaireus" en el Canal de Beagle.
El impactó generó una abertura que inundó las bodegas y los camarotes bajos. El capitán Teodoro Dreyer logró maniobrar hasta los islotes, bajó los botes salvavidas y protegió a los 1200 pasajeros y 300 tripulantes.
La única víctima fue Dreyer. Algunos dicen que regresó al Monte Cervantes y sufrió un accidente, otros sostienen que decidió hundirse con la embarcación. Hasta el día de hoy, su muerte continúa siendo un misterio.
Un dato curioso es que este naufragio se desmoronó en dos ocasiones. Una en 1930 y otra en 1954, cuando tras un periodo de reconstrucción, el casco se partió en dos.
En 2000, un equipo de documentalistas alemanes capturó imágenes del casco de 160 metros de largo a través de un drone que descendió hasta los 138 metros de profundidad. Sin embargo, no logró tener contacto con el naufragio debido a una fuerte marejada.
23 años después, el grupo liderado por Pane probó llegar con ROVs hasta el lugar donde están las cabinas de la nave, pero un temporal lo impidió.